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La solución para reparar los “cables” que conectan el cerebro con el cuerpo

La microcirugía de los nervios periféricos es una opción que, en manos de especialistas con experiencia, reduce los riesgos y permite una recuperación más rápida

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La solución para reparar los “cables” que conectan el cerebro con el cuerpo
Freepik

Por Medicina Responsable

18 de junio de 2025

En el complejo entramado del sistema nervioso, encargado de transmitir las señales eléctricas para el funcionamiento de los órganos, hay un tipo de células nerviosas que juegan un papel fundamental en la función de movimiento, el tacto, la temperatura o la sudoración: los nervios periféricos. Su cuidado, vigilancia y tratamiento en caso necesario son esenciales para mantener estas funciones, por lo que entender los factores de riesgo, vías de prevención y de reparación es fundamental.

La doctora Beatriz Mansilla, neurocirujana del Hospital Quirónsalud San José explica que estos nervios son los “cables” que conectan el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo, siendo unos cuerpos delicados que requieren de experiencia y minuciosidad para su reparación cuando aparecen daños. La microcirugía es en este sentido una opción que reduce los riesgos de la intervención y permite una recuperación más rápida para los pacientes.

Cuando estos nervios se dañan o lesionan, se produce dolor neuropático periférico que, según la Sociedad Española del Dolor, afecta a casi el 8% de la población española. Cuando estos nervios se dañan o lesionan, se produce el dolor neuropático periférico que, según la Sociedad Española del Dolor, afecta a casi el 8% de la población española. La doctora Mansilla, especializada en neurocirugía funcional, estereotáctica y del nervio periférico y experta en la cirugía del nervio periférico, el tratamiento del dolor neuropático y las técnicas avanzadas de neuromodulación, explica que estas lesiones pueden estar motivadas por diversas causas. 

Principalmente, pueden tener su origen en golpes fuertes, fracturas o cirugías que dejen daños, aunque también pueden ser fruto de compresiones prolongadas por mantenimiento de posturas o a causa del síndrome del túnel carpiano. Además, enfermedades metabólicas como la diabetes pueden provocar daños en los nervios periféricos, junto con infecciones y enfermedades autoinmunes como el herpes zóster o el síndrome de Guillain-Barré. También se sabe que el consumo de alcohol, de ciertos fármacos o la exposición a productos químicos pueden afectar la función nerviosa. Por último, hay una clase de tumor que pueden comprimir el nervio y afectar su función: los tumores de los nervios periféricos, entre los que el de vaina nerviosa es el más común. 

Prevención y detección de síntomas

La alimentación equilibrada, la actividad física y los hábitos saludables en general son una forma idónea de proteger los nervios. Además, es fundamental realizar un diagnóstico temprano al detectar los primeros síntomas de forma persistente, como hormigueo, debilidad o un bulto de crecimiento progresivo, ante los cuales debe consultarse con un especialista. 

Los síntomas varían en función del tipo de nervio afectado: si es motor puede haber debilidad o dificultad para mover una parte del cuerpo; si es sensitivo se puede notar hormigueo, entumecimiento o dolor (a veces como una sensación de quemazón); si es autónomo pueden aparecer sudoración anormal, mareos al ponerse de pie o problemas digestivos; y si hay un tumor nervioso, además de los síntomas anteriores, puede palparse un bulto o notarse una molestia progresiva.

Algunos de los factores de riesgo que favorecen la aparición de daños en estos nervios son el alcohol, el tabaco, la falta de vitamina B12 o la realización de trabajos repetitivos como escribir en el ordenador o tocar el instrumento, que pueden provocar la compresión de los nervios. También existen algunas enfermedades genéticas que aumentan el riesgo de aparición de tumores en los nervios periféricos, como la neurofibromatosis.

La microcirugía, una técnica puntera y precisa

Cuando los daños sobre estos nervios requieren de una intervención, la microcirugía es la alternativa que minimiza los riesgos y favorece una recuperación más rápida. “En todos los casos es fundamental que la cirugía la realice un especialista con experiencia en microcirugía de nervios, para preservar la función nerviosa y evitar secuelas", afirma la doctora Mansilla. 

La ventaja de este procedimiento es que permite un abordaje quirúrgico más preciso sin dañar los tejidos circundantes. Para realizarla, la monitorización neurofisiológica intraoperatoria (MNIO) juega un papel fundamental para conocer el estado de las funciones neurológicas durante la intervención. Esta técnica permite identificar estructuras y minimizar los riesgos de lesión para guiar al cirujano durante el proceso.

 



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