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Síndrome X Frágil: la causa de discapacidad intelectual hereditaria más común

Se estima que esta enfermedad genética, hoy por hoy incurable, afecta a 10.000 personas en España.

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Síndrome X Frágil: la causa de discapacidad intelectual hereditaria más común
Quirón Salud

Por Pedro Martínez

8 de enero de 2025

El Síndrome de X Frágil (FXS) es un trastorno genético neurológico ligado al cromosoma X que afecta a la capacidad intelectual y al comportamiento. Esta afección es la forma más común de discapacidad intelectual hereditaria, afectando a varones y mujeres de forma diferente.

Este trastorno es causado por una variante de pérdida de función en el gen de la ribonucleoproteína mensajera del X Frágil 1 (FMR1), lo que provoca niveles disminuidos o ausentes de la proteína de retraso mental del X Frágil (FMRP). En más del 99% de los casos, la pérdida de esta función se debe a una expansión inestable en una repetición de trinucleótidos CGG, es decir, de bases nitrogenadas que están repetidas más veces de lo que deberían. Por este motivo, existen dos niveles clínicamente significativos de la expansión. La mutación completa, con una expansión de más de 200 repeticiones CGG, y la premutación, con una expansión más pequeña de entre aproximadamente 55-200 repeticiones CGG que, en algunos individuos, puede ocasionar trastornos neuropsiquiátricos asociados al X Frágil, temblor y ataxia en la edad madura y un fallo ovárico prematuro en mujeres. Entre 41 y 54 repeticiones se considera una "zona gris" o intermedia.

El diagnóstico del FXS se basa en una afectación del neurodesarrollo que cursa con retraso psicomotor y del lenguaje, de predominio expresivo y ciertos rasgos relacionados con el trastorno del espectro autista (muchas veces sin llegar a padecerlo en su forma completa), como la evitación del contacto ocular con otras personas, especialmente desconocidos, presencia de estereotipas o ciertas rigideces y obsesiones, explica el doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neurólogo infanto-juvenil del Hospital Ruber Juan Bravo y Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Además, el fenotipo físico, caracterizado por una cara alargada, frente amplia, mentón prominente y pabellones auriculares grandes y despegados, puede facilitar el diagnóstico, especialmente en varones mayores.

Para el doctor Martín, cuando se observen estos síntomas y signos, es conveniente realizar el estudio genético pertinente.

A pesar de tener una serie de rasgos comunes en el fenotipo, este trastorno presenta características diferentes en hombres y mujeres. En varones, explica el doctor Martín, “suele presentar un retraso psicomotor desde las primeras edades, asociado a una hipotonía generalizada de leve a moderada. El fenotipo físico y facial suele ser más evidente en varones que en mujeres, aunque puede ser poco evidente durante los primeros años de vida y se torna más típico conforme aumenta la edad”. Por su parte, el lenguaje también se ve afectado de manera constante, resultando una característica más llamativa que el retraso motor, por lo que suelen acudir a consulta sobre los 15-18 meses, momento en el que, salvo ciertas excepciones, se puede diagnosticar esta enfermedad mediante pruebas genéticas.

Casi la totalidad de los varones afectados presentan discapacidad intelectual con afección moderada, aunque se ha identificado a un pequeño grupo con un funcionamiento intelectual límite al promedio. Más de la mitad de los afectados presentan trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y, en ocasiones, pueden existir crisis epilépticas, estrabismo y prolapso de la válvula mitral, entre otros síntomas.

Las mujeres, según el doctor, al tener un cromosoma X ‘‘extra’’ para compensar, padecen manifestaciones clínicas más leves, con un aspecto físico mucho menos evidente, salvo excepciones. “Presentan estos síntomas de manera más leve que los hombres, destacando cierta timidez, ansiedad, trastorno de atención y/o problemas de aprendizaje”. De hecho, aunque más de la mitad de las mujeres afectadas tienen un coeficiente intelectual normal hasta un 25% pueden presentar discapacidad intelectual leve.

El Síndrome de X Frágil no tiene cura, sin embargo, su diagnóstico es importante para realizar, lo antes posible, una evaluación multidisciplinar para poder planificar la estimulación del desarrollo o la intervención temprana del niño, además de establecer programas educativos especiales.

Es importante una evaluación conductual y psicológica para evaluar habilidades cognitivas, comportamiento adaptativo, problemas de concentración o atención, ansiedad, síntomas emocionales como la depresión, síntomas obsesivo-compulsivos, agresividad e irritabilidad. Las intervenciones conductuales pueden ser efectivas para promover habilidades de afrontamiento y reducir comportamientos problemáticos. La intervención psicofarmacológica se individualiza según los síntomas y debe ser monitoreada de cerca.

Detectar este trastorno de manera temprana es esencial, explica el doctor Martín. Por un lado, porque las terapias aumentan su efectividad cuando se implantan precozmente en el desarrollo del niño. Además, las familias de personas con FXS deben ser derivadas a un genetista para una discusión detallada sobre la herencia de la mutación de FMR1 y la prueba de otros miembros de la familia, lo que, por motivos obvios, debe realizarse pronto.

 



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