La falta de psicólogos, un problema para nuestra salud mental

En torno a un tercio de la población tiene problemas de salud mental. La solución muchas veces no son pastillas, sino un tratamiento con psicólogos clínicos, una figura casi inexistente en la sanidad pública. 

La incidencia de los trastornos mentales comunes ha aumentado; ansiedad, depresión, insomnio, dolores de cabeza, molestias digestivas o dermatológicas. Paralelamente se ha incrementado el tiempo de espera para una consulta en Atención Primaria para psicología o psiquiatría, así como la sobremedicación. 

“Ha llegado el momento de impulsar cambios y mejoras. No existe una planificación, estamos utilizando modelos antiguos en una sociedad que ha evolucionado y tiene otras necesidades. No se trata solo de cuantificar cuatro psicólogos más, cinco psicólogos menos… sino de comprender que hay una situación social nueva, hay que tener recursos y soluciones diferentes”, ha señalado Maria Dolores Gómez, psicóloga especialista en psicología clínica, en el marco de una mesa de debate organizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Para la doctora Gómez, “el 60% de los trastornos mentales comunes se podrían resolver en Atención Primaria, en los centros de salud. Si los pacientes fuesen tratados precozmente se evitaría la medicalización y la cronificación”. 

Sin embargo, según las cifras que publica el Ministerio de Sanidad, hay tres veces menos psicólogos clínicos de los que hay de media en el resto de los países de la Unión Europea. Concretamente, en España hay seis psicólogos clínicos por cada cien mil habitantes, cuando la media europea está en 18. “Esta falta de recursos humanos conlleva unas listas de espera largas que oscilan entre uno y tres meses según la comunidad autónoma. Tenemos un cuello de botella importante”, explica la psicóloga Lucía San Miguel. 

Exceso de medicación

El uso excesivo de medicamentos para los trastornos mentales es uno de los obstáculos a los que se enfrenta este problema de salud. Marta Galipienzo, vicepresidenta del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) cree que desde el sector farmacéutico tienen un papel muy importante de cara a que el paciente cumpla el tratamiento y sea efectivo. Además, también pueden contribuir a que la medicación se tome el menor tiempo posible porque “se está medicalizando demasiado”. 

Para Rafael Casquero, psiquiatra y médico de Atención Primaria, el hiperconsumo de pscicofármacos es una mala práctica médica movida por la escasez de tiempo, ya que “se tarda menos en dar una pastilla que en dedicar un tiempo a las psicoterapias, lo que trae como consecuencia una adicción masiva a las benzodiacepinas”.

Además, señala que uno de los problemas latentes es la dificultad de los médicos para comunicarse con los pacientes, para evaluarlos, diagnosticarlos y llevar a cabo el seguimiento porque “hay médicos que tienen rechazo a la salud mental”. El germen de esta estigmatización radica en que desde los organismos oficiales se da prioridad a otras patologías como la diabetes o la hipertensión. “Desde las estructuras superiores y las gerencias se priman los objetivos e incentivos en tratamientos de enfermedades orgánicas”, concluye.

Otro de los retos a los que se enfrentan los profesionales, y que ha quedado patente en la mesa de debate, es la dificultad, en ocasiones, para que pacientes con ansiedad o depresión cumplan el tratamiento completo.  Según Marta Galipienzo, el 60% no sigue correctamente el tratamiento, unos por olvido, otros porque no había entendido cómo tenían que hacerlo, porque creían que no estaba siendo efectivo o porque temían hacerse dependientes de ese tratamiento”. 

Desde la Administración se debe mejorar la coordinación e integración entre niveles asistenciales, realizar planes conjuntos de actuación en la población de riesgo y aumentar la plantilla de psicólogos, trabajadores sociales y grupos de autoayuda.

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