Por Gema Puerto
28 de septiembre de 2023Suponen un problema sociosanitario que afecta a más del 5% de la población y, según datos de la Sociedad Española de Cardiología, constituyen el 16% de los ingresos cardiológicos en los hospitales españoles. Hablamos de las arritmias, que como explica el doctor Juan Manuel Fernández Gómez, jefe de la Unidad de Arritmias de los hospitales Quirónsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa en Sevilla, “son todos los trastornos que se producen en el ritmo cardiaco normal y que tienen que ver con alteraciones en el sistema eléctrico del corazón”. De acuerdo con el doctor Fernández, se pueden clasificar en dos grandes tipos: los ritmos lentos o bradicardias y los ritmos rápidos o taquicardias. Dentro de cada uno de estos tipos tenemos diferentes tipos de arritmias, cuyo tratamiento es diferente según el diagnóstico concreto”.
La más frecuente de todas es la fibrilación auricular, una arritmia a la que los expertos ya consideran una auténtica epidemia del siglo XXI. La razón, según el doctor Fernández es “que su incidencia aumenta progresivamente con la edad y las consecuencias de no diagnosticarse y tratarse correctamente pueden ser graves. Es la arritmia más frecuente en la población general, y actualmente supone el sustrato con mayor número de procedimientos de las Unidades de Arritmias de España (en torno al 35% de todas las ablaciones con catéter practicadas en nuestro país)”.
En España se estima que, en la población mayor de 40 años, un millón de personas tendría fibrilación auricular y, de ellos, alrededor de 100.000 casos estarían sin identificar, previendo que la incidencia y prevalencia continuarán incrementándose de manera alarmante en los próximos años.
Según los expertos, no tratar una arritmia grave puede tener importantes consecuencias como muerte súbita, insuficiencia cardiaca, ictus o tromboembolismos; aunque también hay arritmias de comportamiento benigno que se tratan por la gran sintomatología que producen.
Para conocer el tipo y la gravedad de la arritmia, el primer paso es realizar un estudio electrofisiológico y, en función de sus resultados, se decide cuál es el tratamiento más adecuado dependiendo de cada situación.
En el caso de las taquicardias, cuando el corazón late más deprisa, el tratamiento de las arritmias puede ser farmacológico -fármacos antiarrítmicos- o bien mediante ablación con un catéter, provocando una "cicatriz" en la zona del corazón que está involucrada con el trastorno del ritmo. Cuando se producen braquicardias, es decir, cuando el corazón late muy despacio, el tratamiento consiste en la inserción de un marcapasos.
Aunque muchas arritmias se pueden tratar con estos procedimientos hay otras, a las que podríamos denominar complejas, que requieren un mapeo especial del corazón.
Para las arritmias más complejas, los Hospitales Quironsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa en Andalucía disponen de una Unidad de Arritmias que se ha convertido en referencia nacional en el sector privado. Según el doctor Fernández, “los navegadores que están en esta unidad han supuesto un avance tecnológico importante para todas las arritmias que tratamos en los laboratorios de electrofisiología, aunque su mayor impacto, por número de casos, lo ha tenido en el tratamiento de la fibrilación auricular”.
Los navegadores como explica el doctor “han mejorado tremendamente los resultados en las ablaciones de las taquicardias ventriculares (que son de carácter maligno y en muchos casos ocurren como secuelas de infartos antiguos), así como en las taquicardias focales (aquellas que tienen su origen en un punto muy concreto y, cuya localización, antes de la existencia de esta herramienta, era tremendamente ardua y compleja”.
Según explica el cardiólogo Fernández, “en la electrofisiología clásica, la visualización de catéteres la hacíamos con imágenes de fluoroscopia, lo que ofrece ciertas limitaciones técnicas y obliga a usar rayos X en dosis no despreciables. Los navegadores han constituido, sin duda, la gran revolución de la arritmología moderna. Se trata de sofisticadas computadoras que permiten, mediante señales eléctricas y magnéticas, guiar al cardiólogo en la realización de estudios electrofisiológicos y la ablación con catéter”. Gracias a ellas, “se consiguen hacer reconstrucciones tridimensionales del corazón de forma muy fiable y detallada, localizar los catéteres y guiar sus movimientos, estudiar en tiempo real el mecanismo de la arritmia mediante el análisis computerizado de las señales eléctricas del corazón, realizar mapas que nos permitan ver el circuito de la arritmia en el interior del corazón, guiar con una precisión milimétrica nuestros movimientos y localizar los puntos críticos donde debemos hacer las ablaciones con radiofrecuencia (aplicaciones de calor en zonas diminutas del corazón para tratar la arritmia)”.
De acuerdo con el doctor Fernández, gracias al navegador el paciente gana en seguridad y eficacia, así como en la disminución del uso de rayos X, lo que es especialmente importante en determinadas poblaciones, como los pacientes pediátricos o las embarazadas. En cuanto a los profesionales, disponen de una herramienta para guiar los procedimientos con una mayor seguridad y precisión en el manejo de los catéteres, a la vez que es una técnica innovadora para el posoperatorio.
Pero esta técnica innovadora también es beneficiosa para el posoperatorio. Según el doctor Fernández, “prácticamente el 100% de nuestros pacientes son tratados con ingresos reglados y protocolizados de 24 a 48h, precisando a continuación un breve periodo de reposo relativo domiciliario. De esta forma la inmensa mayoría de pacientes pueden incorporarse a su vida normal apenas una semana después del procedimiento”.