Por Pedro Martínez
13 de marzo de 2025Según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), 4.047 personas recibieron un trasplante de riñón, una cifra que, según Mónica García, “constata un récord histórico que supone una mejora sustancial para su salud y para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”.
Se calcula que, en España, uno de cada siete habitantes sufre de enfermedad renal crónica (pérdida de función de los riñones con el tiempo), una enfermedad que empeora lentamente con los meses o años sin mostrar ningún síntoma hasta que los riñones dejen de trabajar casi en su totalidad. En este momento, la enfermedad se vuelve especialmente preocupante ya que, una vez que los riñones dejan de funcionar, el paciente necesitará diálisis o un trasplante de riñón.
Para mejorar el acceso de los pacientes al trasplante renal, García ha destacado el apoyo del Ministerio a esta opción terapéutica y ha resaltado el Proyecto ATRAE, impulsado por la ONT y la Sociedad Española de Nefrología (SEN), con el objetivo de mejorar la indicación del trasplante renal por parte de los profesionales sanitarios.
En 2023, 7.280 personas comenzaron una terapia de remplazo renal que se sumaron a los 60.345 pacientes que ya estaban sumidos en una terapia renal. García asegura que “un 7% de los pacientes que inician tratamiento sustitutivo lo hacen directamente con un trasplante renal sin la necesidad de pasar por diálisis”. Esta opción terapéutica ha registrado una tasa de éxito del 56% en pacientes atendidos con este proceso, convirtiéndolo en la mejor terapia de remplazo en cuanto a supervivencia y calidad de vida. “Pero, pese a estos dos datos positivos (la estabilización de tasas y la prominencia del trasplante), no debemos perder nuestro objetivo de tratar de doblegar esa curva de carga de enfermedad renal en España”.
Se calcula que detectar precozmente la enfermedad renal tiene un coste para el SNS de menos de un euro por persona ya que, para detectar la ERC, únicamente hay que medir la creatinina plasmática (y calcular el filtrado glomerular) o la albúmina en orina. Emilio Sánchez, presidente de la SEN, explicó que “realizar estas sencillas pruebas a las personas con factores de riesgo y a mayores de 50 años mejoraría el diagnóstico, facilitaría la prevención y contribuiría, por tanto, a revertir el preocupante ascenso de la ERC”.
La ERC tiene una tasa de infradiagnóstico de más del 40%. Un diagnóstico temprano permite retrasar hasta en 20 años la evolución de la enfermedad hacia sus formas más graves, aquellas que exigen tratamiento renal sustitutivo que tiene un alto impacto en la calidad de vida y en la sostenibilidad del sistema sanitario, ya que consumo aproximadamente el 3% del presupuesto del SNS.