Por Pedro Martínez
18 de noviembre de 2024La inexistencia de marcadores físicos para la detección de los problemas de salud mental hace muy complicada la verificación por parte del médico. De modo que, los más pícaros se aprovechan de esto para no acudir a sus puestos de trabajo.
Según el Informe de Salud Mental y Trabajo hecho público por la Unión General de Trabajadores (UGT), las bajas relacionadas con la salud mental batirán un récord en 2024. Así, en lo que va de año y hasta el mes de septiembre, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones contó hasta 468.093 en nuestro país y UGT pronostica que para cuando acabe 2024 habremos superado el número del año pasado. Este mismo informe señala que las bajas por salud mental son 2,3 veces más largas que las concedidas al resto de diagnósticos. Todos estos indicadores hacen que muchas personas en el mundo de la empresa sospechen que un gran número de bajas están siendo simuladas. Desde 2016 ha supuesto una subida proporcional de una práctica los expertos han denominado ‘‘bajaciones’’.
Estos fraudes ponen sobre la mesa la mala situación que atraviesa la Atención Primaria. El volumen de pacientes que debe asumir este pilar del Sistema Nacional de Salud es uno de los inconvenientes que afronta la AP, esto desemboca en una atención menos pormenorizada de los pacientes y facilita que los casos de fraude pasen desapercibidos.
Según Héctor Labarta, experto en recursos humanos, este fenómeno en ocasiones está ligado a motivos como el ambiente en el lugar de trabajo o el miedo a pedir un día libre, más que a la “cara dura” de los empleados.
Muchos empleados recurren a este fraude ya que no consiguen desconectar de una manera efectiva durante sus periodos vacacionales por lo que recurren a este tipo de prácticas para alargar sus periodos vacacionales. Por otro lado, hay empleados que deciden cometer este fraude debido a un ambiente laboral negativo e, incluso, pueden simular una enfermedad por influencia de otros compañeros que ya hayan recurrido a esta práctica.
Al descubrirse este fraude llegan las consecuencias más obvias como la suspensión del empleo y sueldo o el despido procedente, pero hay otro tipo de resultados que no son tan conocidos; la pérdida de confianza entre el empleado y la empresa, los costes que debe asumir la empresa por la pérdida de ese empleado o el deterioro en la salud laboral son algunas de estas consecuencias indirectas que conllevan los fraudes en las bajas laborales.