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Piromanía, ¿qué hay detrás de este trastorno?

A pesar de que la mayoría de los incendios que asolan estos días la península ibérica son intencionados, sólo una minoría, según los expertos, son provocados por pirómanos

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Piromanía, ¿qué hay detrás de este trastorno?

Por Gema Puerto

27 de julio de 2022

Los incendios forestales de los últimos días han devastado decenas de miles de hectáreas en nuestro país. Tenerife, Castilla-La Mancha, Valencia, Andalucía, pero sobre todo Galicia y Castilla León, están siendo presas de las llamas con sus terribles consecuencias para la población, y los distintos ecosistemas.


A pesar de que la mayoría de estos incendios son intencionados, sobre todo por intereses económicos, sólo una minoría, según los expertos, son provocados por pirómanos.  

La palabra pirómano viene del griego (pyrós, "fuego" y manía "locura") y, según la clasificación de los trastornos mentales, DSM-V, supone un trastorno del control de impulsos relacionado con la provocación de incendios y la atracción por el fuego. ​​​

Como asegura Miguel Álvarez de Mon, psiquiatra en el Hospital Infanta Leonor y profesor en la Universidad de Alcalá, no hay que confundir los incendios provocados por los pirómanos con “la mayoría de los incendios que son intencionados en búsqueda de beneficio económico, sabotaje o venganza, para encubrir un crimen, para hacer una declaración política (ejemplo: un acto de protesta) o para llamar la atención o ganar reconocimiento”.

Frecuencia y trastornos asociados
Entre las características asociadas a la piromanía, el doctor Álvarez de Mon destaca “la tensión o la excitación afectiva antes de prender fuego, así como la fascinación, el interés, la curiosidad o la atracción por el fuego y por las actividades y materiales asociados con la extinción de incendios”.  Por último, el doctor destaca “el placer, la gratificación o el alivio que se siente al causar un incendio,  al ser testigo de ello o al participar en sus consecuencias”.

Independientemente de su condición de pirómano, es posible que estas personas lleven a cabo una considerable preparación por adelantado antes de provocar un incendio. Aun así, “la diferencia entre la piromanía y los incendios provocados es que estos últimos se realizan con fines de ganancia económica, venganza u otras razones, y que se planean de antemano. La piromanía se engloba dentro de los trastornos del control de los impulsos”, explica el doctor.

No existe información sobre el número de afectados por este trastorno entre la población, pero solo un escaso porcentaje de los adultos que causan incendios pueden clasificarse como pirómanos. “El trastorno suele darse con mucha más frecuencia en varones que en mujeres y más del 40% de los provocadores de incendios que son detenidos son menores de edad”, explica Álvarez de Mon, quién asegura que la piromanía se asocia con consumo de sustancias (en especial, alcohol), con trastornos de personalidad (en especial, antisocial) y otros trastornos del control de impulsos (por ejemplo, la ludopatía).

Tampoco se conocen las causas de la piromanía, pero algunos psicoanalistas la han asociado con un ansía anormal de poder y prestigio social. Algunos pacientes con piromanía son bomberos voluntarios que provocan incendios para demostrar su propia valentía, forzar la acción de otros bomberos o reafirmar su poder a la hora de extinguir un incendio. Otros consideran el acto incendiario como una válvula de escape de la rabia por la frustración acumulada a causa de un sentimiento de inferioridad social, física o sexual.

Las personas con piromanía suelen observar con regularidad incendios en sus vecindarios, hacen activar falsas alarmas y muestran interés por todo lo relacionado con el mundo de los bomberos. Su curiosidad es evidente, pero no muestran remordimientos y pueden permanecer indiferentes antes las consecuencias de los incendios.

Tratamiento
“El pronóstico en niños es bueno y, habitualmente, responden adecuadamente al tratamiento. Sin embargo, el pronóstico en los adultos es peor porque suelen negar sus acciones, rechazan aceptar responsabilidades, sufren alcoholismo y carecen de capacidad de introspección”, explica Álvarez de Mon.

Dada la naturaleza recurrente de la piromanía, cualquier programa de tratamiento debe de incluir supervisión estrecha para prevenir la reincidencia de incendios. En algunos casos, el encarcelamiento es la única manera de prevenir nuevos incendios. En niños y adolescentes el tratamiento debe de ser educativo y psicológico, implicando a la familia.



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