Por Andrea Rivero
13 de diciembre de 2022La creación de una pastilla de insulina ha sido una de las máximas aspiraciones de los investigadores especializados en diabetes desde que se descubriese esta hormona hace 100 años. Pero, la inestabilidad de esta sustancia y su rápida degradación durante la digestión han frustrado todos los intentos hasta la fecha. Ahora, unos investigadores del Instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall, en Melbourne (Australia), han descubierto una molécula que imita las propiedades de la insulina, confirmando que se pueden utilizar alternativas para activar la absorción de glucosa en sangre, evitando las inyecciones.
Los avances en este campo se han acelerado drásticamente desde el desarrollo de la microscopía crioelectrónica (crio-EM), una técnica que permite visualizar moléculas complicadas en detalle atómico, generando imágenes 3D. De acuerdo con el doctor Nicholas Kirk, uno de los autores del estudio, “desde el descubrimiento de la insulina, el desarrollo de una píldora de insulina ha sido un sueño pero, después de décadas de intentarlo, ha tenido poco éxito. Con crio-EM, ahora podemos comparar directamente cómo diferentes moléculas, incluida la insulina, interactúan con el receptor de insulina”.
La nueva investigación muestra cómo esta molécula que imita a la insulina actúa sobre el receptor de la insulina y lo activa, para que dirija a las células a que absorban glucosa cuando los niveles de azúcar en el cuerpo son demasiado altos. “La interacción de la insulina resulta ser mucho más compleja de lo que nadie predijo, ya que tanto la insulina como su receptor cambian drásticamente de forma cuando se asocian", añade el doctor Kirk.
Para llegar a este hallazgo el equipo realizó diversas reconstrucciones con crio-EM obteniendo planos de varias moléculas, concretamente de péptidos, que se sabe que interactúan con el receptor de insulina. Tras muchas comprobaciones identificaron un péptido que puede unirse y activar el receptor de forma muy similar a como lo hace la insulina.
Aunque todavía es un descubrimiento alejado de la práctica clínica, en el futuro podría conducir al desarrollo de fármacos para reemplazar la insulina, reduciendo la necesidad de inyecciones para los pacientes de diabetes.