
Por Clara Arrabal
2 de diciembre de 2025El Gobierno ha desplegado todo su armamento para doblegar el brote de peste porcina africana (PPA) que se detectó el pasado 28 de noviembre en Bellaterra (Barcelona), y que comenzó con dos jabalíes muertos que dieron positivo en esta enfermedad, según las pruebas realizadas en el laboratorio CReSA (Centro de Investigación en Sanidad Animal) y que finalmente confirmó el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Desde entonces, el número de cabezas de ganado infectadas y fallecidas no ha parado de aumentar, hasta convertirse en una alerta que ha movilizado incluso a la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ya está desplegada en la zona cero del brote; y provocando también que varios países suspendan el comercio de carne de cerdo.
Sin embargo, los expertos tranquilizan: todos estos esfuerzos están guiados a aminorar las consecuencias económicas en el sector cárnico porcino, pues no supone riesgo para la salud humana ya que la peste porcina africana no afecta a las personas ni por contacto con los animales ni por ingestión de productos derivados de ellos.
Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha explicado que "aún en el hipotético caso de que se consumieran carne y embutidos de cerdo o jabalí enfermos, no existiría riesgo para la salud. Además, se trataría de una circunstancia altamente improbable, ya que los productos comercializados en España proceden de canales legales y controlados, lo que garantiza su seguridad alimentaria". Y añade: "En el peor escenario, si el virus alcanzara alguna granja porcina, podrían establecerse restricciones comerciales internacionales a la exportación de los derivados del cerdo desde alguna región de nuestro país, lo que podrían provocar una bajada del precio de la carne de cerdo en España, por tener que asumir aquí el consumo de la que no se vende fuera".
Además, diversos científicos ya trabajan en esclarecer cuáles han sido las causas de este brote, sosteniendo que todo apunta a que ha sido un bocadillo de embutido contaminado ingerido por un animal el que haya provocado la alerta. A continuación, Medicina Responsable explica todas las claves de este brote que ha vuelto ha devuelto el virus al país tras 30 años sin notificación de infección.
Esta es una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa que afecta a la familia de los suidae; es decir, a cerdos y jabalíes en España; y que está causada por un virus de la familia Asfarviridae, género Asfivirus, existiendo cepas que pueden provocar cuadros agudos o hiper agudos con niveles de mortalidad y morbilidad próximos al 100%. Actualmente se encuentra presente en la Unión Europea desde su entrada en los países bálticos y Polonia proveniente de Rusia en 2014, y afecta a las poblaciones de jabalíes silvestres y, en algunos casos, a explotaciones de cerdos domésticos en un total de 13 países.
La PPA está considerada por la Unión Europea (UE) como enfermedad de categoría A, por lo que los Estados miembros deben adoptar medidas precisas para lograr su control y erradicación lo antes posible en los afectados; así como notificar de forma obligatoria las autoridades la detección de cualquier foco. Además, en caso de brote, tanto la UE como los organismos nacionales contemplan un marco reglamentario firme integrado por una serie de medidas para frenar su propagación.
En el caso del foco de la provincia de Barcelona, se ha activado el manual práctico de operaciones de lucha contra la PPA, que supone la delimitación de la zona infectada, búsqueda activa y eliminación bajo control oficial de cadáveres de jabalíes silvestres, prohibición de caza en la zona con objeto de evitar el movimiento de jabalíes hacia zona libre, restricción de actividades de carácter no esencial, refuerzo de vigilancia pasiva y medidas de bioseguridad en explotaciones porcinas, visita oficial a las mismas, entre otras.
Las alarmas saltaron cuando los servicios veterinarios oficiales hallaron dos cadáveres de jabalí silvestre a una distancia aproximada de 1 km entre ambos, en las inmediaciones del campus de la Universidad Autónoma de Barcelona y, finalmente, se confirmó que se trataba de PPA. Entonces, el sector del porcino, que supone en España en torno al 14% de la Producción Final Agraria y factura 8.800 millones de euros en exportaciones, vio amenazada por primera vez su estabilidad. “Estamos intentando limitar el impacto sobre el sector”, afirmaba el día 29 Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Sin embargo, ya han sido varios países los que han suspendido el comercio de carne de cerdo a España. Taiwan, México y Japón fueron los primeros; y Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur han vetado, por el momento, solo la zona afectada por el foco. El último en sumarse a esta prohibición ha sido el gigante asiático, China, que ha confirmado este 2 de diciembre que prohibirá las exportaciones de cerdo de la provincia de Barcelona y no del resto de España.
Mientras tanto, Luis Planas se ha reunido con los representantes del sector, a los que ha trasladado el apoyo, colaboración y unidad de acción del Gobierno; y ha enfatizado que las dos terceras partes de los certificados de exportación de porcino español se mantienen activos y que su departamento trabaja para que los que están restringidos se levanten con la mayor celeridad posible.
En cuanto al objetivo de que la PPA no se expanda y afecte a explotaciones porcinas, el ministro ha destacado la incorporación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a los trabajos de control. Concretamente, se han desplegado 117 militares con tres estaciones descontaminación, siete equipos de captura en condiciones de bioseguridad y uno de drones para la localización de animales con capacidad de visión nocturna, entre otros. La labor principal de estos profesionales es peinar la zona para asegurarse de que no haya más cabezas muertas y retirarlas si las hubiera para frenar la contaminación, que se produce principalmente por contacto de la sangre entre los animales de la misma especie.
Además, los investigadores mantienen que la primera y principal hipótesis sobre el origen del brote apunta a un embutido en mal estado. “Es muy pronto para saber cuál es el origen. Aun así, la posibilidad de que el virus provenga del abandono de embutido contaminado en un bocadillo es muy alto. El brote se ha detectado en una zona donde circulan muchos camiones y hay áreas de servicio. La posibilidad de que un jabalí haya ingerido comida infectada es elevada”, ha explicado Planas.