Por Gema Puerto
19 de septiembre de 2022Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en nuestro país; según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), uno de cada cuatro fallecimientos en nuestro país, a pesar de la Covid-19, se debe a enfermedades cardiovasculares.
La aterosclerosis (engrosamiento y endurecimiento de las arterias que transportan la sangre desde el corazón al resto del cuerpo), es responsable del 85% de las muertes relacionadas con las enfermedades circulatorias. La aterosclerosis aparece como resultado de la acumulación de grasa, calcio y sobre todo de colesterol. Así, la hipercolesterolemia o colesterol alto es la principal causa de aterosclerosis y su descontrol en sangre puede contribuir al desarrollo de hasta el 60% de los infartos y anginas de pecho y el 40% de los ictus.
¿Qué significa tener el colesterol alto?
La hipercolesterolemia es una enfermedad silente que, a pesar de afectar al 50,5% de la población adulta, según indica el estudio ENRICA, publicado en la revista española de cardiología, no provoca ningún síntoma. Incluso cuando ya se ha diagnosticado, a diferencia de la hipertensión, sus síntomas son invisibles, hasta que se produce un evento isquémico, por ejemplo. En este sentido, una encuesta realizada por Cardioalianza, entidad estatal que agrupa a 18 organizaciones de pacientes cardiovasculares puso de manifiesto que uno de cada 10 participantes desconocía si presentaba un nivel alto de colesterol LDL en la sangre.
El colesterol es una sustancia grasa (lípido) que transporta la sangre y que está presente en todas las células del organismo. Este transporte en sangre va unido a otras moléculas, formando las llamadas lipoproteínas, entre las que destacan dos: las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y las lipoproteínas de alta densidad (HDL). Las HDL son las encargadas de recoger el colesterol no utilizado y devolverlo al hígado para su almacenamiento o excreción a través de la bilis, por ello se las denominan “colesterol bueno”. Por su lado, las LDL son las encargadas de transportar el colesterol desde el hígado a todas las células del organismo y reciben el nombre de “colesterol malo”, porque su acumulación en sangre de manera persistente puede producir placas de ateroma en la pared de las arterias (aterosclerosis).
De acuerdo con Maite San Saturnino, la presidenta de Cardioalianza, conocer el nivel de colesterol total constituye un marcador útil para el cribado del riesgo cardiovascular en la población: “Está demostrado que las personas con niveles de colesterol total en sangre de 240 mg/dl tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200 mg/dl. Así, si los niveles superan 200 mg/dl se aconseja la realización de un estudio más profundo para medir las distintas fracciones de colesterol”, explica.
Falta de control y de concienciación
Desde Cardioalianza señalan dos principales problemas del hipercolesterolemia: por una parte, la falta de concienciación de la sociedad sobre el riesgo asociado a tenerla; y, por otra, que un alto porcentaje de pacientes con alto riesgo cardiovascular no está bien controlado.
Los pacientes tienen el derecho de recibir el mejor tratamiento posible. Por eso, los expertos hacen hincapié en prevenir e informar a la población sobre el uso de pautas y terapias farmacológicas que reduzcan los niveles de LDL como las estatinas, y su asociación con los inhibidores de la absorción de colesterol y los inhibidores de la proteína convertasa subtilisina/kesina tipo 9.