Por Andrea Martín
25 de octubre de 2024El Alzheimer, una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes y temidas, afecta a millones de personas en todo el mundo. A pesar de los avances científicos, aún existen numerosos mitos y conceptos erróneos que dificultan su comprensión, diagnóstico temprano y tratamiento. El doctor Rafael Arroyo, jefe del Servicio de Neurología del centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud y destacado especialista en esclerosis múltiple y Alzheimer, ha abordado algunos de estos malentendidos en un esfuerzo por proporcionar información precisa y útil para pacientes, familiares y la sociedad en general.
El doctor Arroyo subraya que uno de los mitos más extendidos es que el Alzheimer es simplemente una consecuencia natural del envejecimiento. “El envejecimiento es un factor de riesgo importante, pero no significa que todos los ancianos desarrollarán Alzheimer. Es una enfermedad específica, y su aparición depende de varios factores genéticos y ambientales”, explica. Esta aclaración es fundamental, ya que la creencia errónea de que el Alzheimer es inevitable puede retrasar el diagnóstico y, por tanto, el inicio del tratamiento.
Otro mito común es la idea de que tener antecedentes familiares de Alzheimer condena a las personas a desarrollar la enfermedad. Aunque la genética desempeña un papel, el doctor destaca que otros factores, como el estilo de vida y las condiciones de salud, son igualmente importantes. “La genética es solo una parte de la ecuación. Adoptar hábitos saludables puede marcar una gran diferencia”, añade el experto.
El doctor también comparte seis recomendaciones basadas en estudios recientes que podrían ayudar a reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer:
Además de desmitificar la enfermedad, el doctor Arroyo pone en relieve los avances en la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos. Entre ellos, menciona los fármacos basados en anticuerpos monoclonales, diseñados para atacar las proteínas beta-amiloide y tau, responsables del daño neuronal en el Alzheimer. “Estas investigaciones están abriendo puertas hacia tratamientos más eficaces, aunque todavía estamos en un período de desarrollo. Sin embargo, el campo está evolucionando rápidamente”, concluye el experto.
Estos avances, junto con la difusión de información correcta sobre la enfermedad, son fundamentales para mejorar la vida de las personas afectadas y sus familias.