Cuando la alergia llega a los ojos

Picor de ojos, lagrimeo, inflamación o enrojecimiento. El ojo es uno de los órganos más propensos a desarrollar cuadros inflamatorios vinculados a la alergia.

Cuando se habla de alergia ocular normalmente se hace referencia a la conjuntivitis alérgica, es decir, la inflamación de la mucosa ocular producida por la exposición directa a un alérgeno como ácaros, hongos de la humedad, pólenes o epitelios de animales, principalmente. Como consecuencia de que ésta se produzca reiteradamente, se diagnostica la alergia ocular, explica David Baquero, alergólogo y miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). 

La exposición directa a estas proteínas desencadena la sintomatología de la alergia ocular: eritema, picor, lagrimeo… Estos síntomas pueden empeorar con la exposición directa al viento, en la conjuntiva ya inflamada o la luz intensa, pudiéndose desarrollar hasta fotofobia.

En España se estima que en torno a un 25% de la población sufre conjuntivitis alérgica. Baquero destaca que cuando se diagnostica la alergia ocular el tratamiento se basa en colirios antihistamínicos y, en algunos casos, “toca recurrir, por la severidad de la sintomatología o porque no remite con antihistamínicos, a corticoides oculares”.

Uno de los alérgenos que más conjuntivitis causan es el polen. “En enero, febrero, marzo, la más habitual es la producida por el polen de la arizónica; en abril por el polen del plátano de sombra, en mayo, junio y julio por el polen de las gramíneas y el olivo, fundamentalmente”. En el caso de zonas geográficas muy húmedas como el Levante, y cuando los pacientes tienen alergia a los ácaros del polvo o a los hongos de la humedad, “van a tener sintomatología durante todo el año porque son alérgenos perennes”.

La conjuntivitis alérgica puede manifestarse de forma más leve o agresiva, al igual que su sintomatología. El polen de la arzónica es más típico que produzca conjuntivitis alérgica intensa, sin embargo, cualquier polen o alérgeno ambiental puede producir alergia ocular. Por este motivo, “recomendamos, cuando salgan a la calle en época estacional, el uso de gafas de sol que cubran toda la superficie ocular lateral para que el polen no llegue a la conjuntiva y disminuya la sintomatología”.

A día de hoy, la alergia ocular sigue siendo una de las afecciones más frecuentes en la práctica oftalmológica diaria. Y es que la conjuntivitis alérgica es para los ojos lo mismo que para los bronquios el asma o para la nariz la rinitis.

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