Consecuencias de no proteger los ojos de la exposición solar

Pasamos horas al sol, leyendo, con el móvil, dando un paseo, jugando a las palas en la orilla de la playa… Nos protegemos la piel con cremas solares, pero ¿qué pasa con los ojos?

El sol es necesario para mantener nuestra salud ocular. Contribuye al desarrollo del ojo, mantiene la distancia correcta entre el cristalino y la retina para enfocar bien y supone nuestra fuente principal para poder sintetizar la vitamina D. Sin embargo, abusar del él y no protegernos puede hacer que pase a ser el mayor de los enemigos para los ojos.

Para el doctor José María Martínez, jefe de Glaucoma del Hospital Clínico San Carlos, entre los mayores peligros a los que nos enfrentamos en verano se encuentra el sol. “Algo tan sencillo como una inadecuada protección solar puede dar lugar con el tiempo a la aparición de cataratas o de patología macular, la parte central y más importante de la retina”.

Algunos de los principales problemas que puede causar la exposición a los rayos UV en los ojos son:

·         La queratitis actínica. Aparece tras una exposición prolongada de los ojos al sol sin una protección adecuada. Presenta fotofobia, dolor, lagrimeo y ojo rojo.

·         Degeneraciones conjuntivales. Se puede producir un crecimiento anormal de la conjuntiva sobre la córnea debido a la sobreexposición solar, lo que puede causar ojo seco, lagrimeo o sensación de que tenemos algo en el ojo. Es importante reducir las horas de exposición solar, especialmente en las horas de más radiación. Además, en verano no hay que subestimar los reflejos de la luz, puesto que, al igual que pasa con la nieve, la arena de la playa y el agua reflejan la luz solar.

·         En menor medida que las mencionadas anteriormente, los rayos UV pueden llegar a producir afecciones en la retina o incluso acelerar la aparición de cataratas.

De cara al verano, el doctor Martínez recomienza llevar una dieta equilibrada rica en frutas y en verduras, así como reducir tóxicos como el tabaco y el alcohol. Hay que tener en cuenta que este último es el principal factor de riesgo para el desarrollo de la degeneración macular, un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda que dificulta la lectura y la visualización de detalles finos, asociada a la edad.

Además, hace hincapié en la importancia de usar gafas de sol homologadas para evitar el daño a los tejidos oculares por la exposición a la luz ultravioleta. Éstas siempre deben tener el marcado CE para garantizar que la calidad de los cristales es la adecuada y puede minimizar estos riesgos. “Utilizar gafas no homologadas por el contrario puede ser más perjudicial incluso que no utilizar nada”.

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