Por Pedro Martínez
7 de abril de 2025Según la Real Academia Española, la muerte es la cesación o término de la vida, un concepto que es entendido de maneras muy diferentes en las culturas de todo el mundo pero que todas ellas consideran como el suceso final que le da sentido a la vida.
A lo largo de la historia las condiciones de higiene de la población, las hambrunas y las guerras se han posicionado como las causas de muerte más relevantes a nivel mundial pero, gracias a los avances sociales y científicos que se han dado en los últimos años , las enfermedades se han convertido en la causa de muerte más prevalente en la humanidad. En concreto, las enfermedades no transmisibles (todas aquellas que no tienen capacidad de contagio), son las patologías que más vidas se cobran cada año. Cáncer, enfermedades cardiovasculares o las enfermedades respiratorias son algunas de las ENT más comunes.
Cuando las arterias coronarias (encargadas de llevar sangre y oxígeno hacia el corazón) sufren un estrechamiento o una obstrucción hablamos de cardiopatía isquémuca. Por lo general, esta patología se produce por la acumulación de grasa dentro de estas arterias, lo que termina por formar una serie de placas que dificulta la correcta circulación del plasma (aterosclerosis). Los síntomas más característicos de esta enfermedad son el dolor de pecho, la dificultad para respirar durante la práctica de ejercicio físico, ritmo cardíaco acelerado, fatiga y, en los casos más graves, los infartos de miocardio.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que la cardiopatía isquémica causa nueve millones de muertes, el 16% de las defunciones anuales a nivel global y, en mayores de 35 años, causa 1 de cada 3 muertes.
Esta enfermedad posee un componente de transmisión hereditario considerable, especialmente en los pacientes menores de 50 años. Otros factores que favorecen la aparición de la cardiopatía isquémica son el tabaquismo, la edad, colesterol alto, diabetes o la obesidad.
También conocido como derrame cerebral, se produce cuando ciertas partes del cerebro dejan de recibir flujo sanguíneo hasta quedarse sin oxígeno y nutrientes, por lo que comienza el proceso de muerte cerebral de las células ubicadas en las partes afectadas. Esta enfermedad deja graves secuelas como la discapacidad permanente y en los casos más graves la muerte. Se estima que cada año mueren alrededor de 6,5 millones de personas por un accidente cerebrovascular.
El término EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, engloba enfermedades como la bronquitis crónica o el enfisema. Este tipo de patologías se caracterizan por no permitir la correcta llegada de aire a los pulmones, generalmente por la inflamación prolongada de las vías respiratorias.
El principal factor que favorece la aparición de estas enfermedades es el tabaquismo, a pesar de que existan otros factores de riesgo como la contaminación del aire. Algunos de los síntomas más comunes entre los pacientes con EPOC son la tos crónica, una excesiva producción de esputo y una costosa respiración. Se calcula que estas enfermedades acaban con la vida de más de tres millones de personas.
Este tipo de cáncer se forma en los tejidos que forman parte de la anatomía de los pulmones, normalmente en los conductos de aire, y se produce cuando las células que se encuentran en estos tejidos comienzan a crecer de manera descontrolada provocando el diagnóstico de cáncer de pulmón, el que más muertes registra al año: más de 1,8 millones.
Algunos de los síntomas más característicos de esta enfermedad son tos persistente, dificultad para respirar o dolor en el pecho, aunque pueden pasar desapercibidos hasta que el tamaño y la expansión del cáncer suponga un serio riesgo para la salud del paciente. El tabaquismo, la contaminación del aire o la genética son los factores que más predisponen a las personas a padecer un cáncer de pulmón.
Esta enfermedad crónica está relacionada con la manera en la que el cuerpo regula la cantidad de azúcar en sangre. Las personas con esta enfermedad no son capaces de producir la insulina necesaria para que su cuerpo regule la glucosa en sangre, por lo que los niveles de ésta serán elevados. Hay dos tipos, en primer lugar, los pacientes con tipo 1, aquellos en los que el cuerpo es incapaz de producir insulina; y tipo 2, que se caracterizan porque las células no son capaces de responder a la insulina. Algunos de los síntomas más significativos de esta enfermedad son un importante aumento de la sed, la fatiga, la visión borrosa o pérdidas de peso involuntarias.
Alrededor de 1,6 millones de personas mueren anualmente a causa de la diabetes.