Por Lucía de Mingo
18 de enero de 2023Normalmente tendemos a asociar la aparición de las alergias con los copos de polen característicos de la primavera, que invaden las calles y las habitaciones de las casas tras abrir la ventana una mañana cualquiera. Sin embargo, en invierno también hay alergias, al igual que en todas las épocas del año. Los estornudos, el picor de ojos y la aparición o el empeoramiento de patologías como la rinoconjuntivitis o el asma continúan en esta época del año. Ambas enfermedades son las más comunes y están provocadas por la alergia al polen de las cupresáceas (arizónicas y cipreses, fundamentalmente, aunque también pertenecen a esta familia los cedros, los enebros, los tejos y las sabinas) y, en menor medida, del de los fresnos, que también polinizan en esta época del año.
Pero ¿cómo influyen el clima y la disminución de las temperaturas en el desarrollo de la alergia? El doctor Pedro Ojeda, alergólogo y director de comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), señala que en los días invernales con temperaturas más cálidas se recogen mayores densidades de pólenes en el ambiente. En cambio, los días fríos y los días lluviosos la polinización baja drásticamente. Cada vez es más frecuente que una parte considerable de la población padezca alergia a estos pólenes característicos del invierno. De hecho, el doctor Ojeda afirma que en los últimos años “las alergias de invierno suelen generar mayor intensidad de síntomas que los pólenes de primavera”.
En esta época del año es muy común constiparse o coger la gripe, desarrollando síntomas comunes con las alergias. No obstante, el alergólogo Pedro Ojeda nos da unas claves para poder diferenciarlos y detectar cuándo estamos ante una alergia.
En cuanto a los síntomas, el resfriado o la gripe tienen una fase de dos o tres días de inicio e intensificación y una fase de tres o cuatro días de disminución progresiva y resolución de estos, mientras que los síntomas de una alergia son más imprevisibles. El doctor afirma que “te puedes levantar bien por la mañana, experimentar síntomas a lo largo del día y mejorar hacia el final del día o por la noche; los días de mucha polinización puedes experimentar síntomas de moderados a intensos y, si cambia el tiempo y llueve, los síntomas se podrán aliviar notablemente como por arte de magia”.
Por otro lado, la alergia no se acompaña de fiebre ni de sensación de malestar general o dolores musculares (asociados a la gripe) y, salvo que se complique con una sobreinfección (sinusitis o bronquitis), la mucosidad generada es líquida y clara. En cambio, en un catarro y en la gripe, aunque pueda comenzar así, esta evoluciona en uno o dos días a mucosidad espesa, verdosa-amarillenta.
Una vez identificada la alergia, hay que saber cómo afrontarla para que influya lo menos posible en nuestro día a día. Para ello, el doctor Ojeda recomienda seguir los recuentos de pólenes para conocer los índices de polinización en www.polenes.com. “Cuando los índices empiecen a subir, se debe evitar permanecer largo tiempo al aire libre, especialmente los días más soleados, y hacer uso de la medicación prescrita por un médico para el alivio de los síntomas”.
Además, hace hincapié en que, cuando los síntomas son más molestos, no se alivien adecuadamente con la medicación y se mantenga la presencia del asma, “es muy recomendable ponerse en manos de un alergólogo para evaluar la posibilidad de instaurar un tratamiento con vacunas de alergia”. Estas ayudarán a reeducar la respuesta de nuestro sistema inmunitario y disminuir tanto la intensidad y la frecuencia de los síntomas como la necesidad de medicación.