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Día Mundial contra el Cáncer

Afrontar la muerte de un ser querido: “Nunca habría sido capaz de decirle adiós”

En 2022, según el Instituto Nacional de Estadística, murieron más de 100.000 personas por cáncer en España

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Afrontar la muerte de un ser querido: “Nunca habría sido capaz de decirle adiós”
@freepik

Por Aurora Molina

2 de febrero de 2024

Cuando alguien enferma de cáncer la vida le cambia por completo. Hay quienes lo superan gracias al avance y la investigación en Medicina, pero hay una gran cifra que se queda en el camino. En España, tan solo en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), murieron 114.828 personas a causa de tumores. Esto se traduce en que más de 100.000 familias tuvieron que afrontar la muerte de un ser querido, tuvieron que aprender a decir adiós. “Cuando nacemos nos dan el mejor regalo que alguien te puede hacer, y ese regalo es el tiempo. Te dan un reloj con cuenta atrás que pone 'mamá' y otro que pone 'papá'. A veces alguno de los dos se estropea antes de tiempo y acelera esa cuenta”, explica María, joven de 24 años que perdió a su padre por culpa del cáncer. “De pronto llega un día en el que ese reloj jamás se enciende. Eso fue lo que le pasó a mi yo de 12 años, que el reloj que ponía 'papá' se quedó en pausa para siempre”. 

Cada vez que se habla de cualquier enfermedad, la sociedad pone el foco en el paciente. Sin embargo, las personas que rodean al enfermo tienen otra lucha que afrontar, sobre todo cuando se trata de enfermedades terminales. ¿Es posible prepararse para decir adiós? “A medida que la persona se acerca al final de su vida es difícil saber qué esperar”, explican desde la Sociedad Americana de Oncología Clínica. “El empeoramiento de la enfermedad, aumento de síntomas o el traslado de un ser querido a un lugar de cuidados para enfermos terminales pueden provocar mucho estrés”, aseguran. “Es importante recordar que no hay una manera correcta” de cuidar a un enfermo, al igual que “es necesario cuidarse a uno mismo porque es importante para el bienestar del paciente”. 

Cuando la experiencia toca de cerca, historias como la de María hacen replantearse si de verdad el ser humano puede prepararse para la muerte, ya sea la suya propia o la de alguien cercano. “Creo que nunca podría haber sido capaz de decirle adiós a mi padre. Aún no lo he hecho, yo le hablo desde mi cabeza, le cuento mis cosas y le hago preguntas para las que nunca tengo respuesta. Él tiene un rinconcito reservado en mi mente y una suite en mi corazón”. 

María recuerda la pérdida de su padre como el suceso más doloroso al que se ha tenido que enfrentar. Con tan solo 12 años tuvo que ver cómo la vida de esa persona se iba apagando poco a poco sin saber realmente el por qué. “Cuando yo era pequeña no tenía ni idea de lo que iba a pasar. Recuerdo que en mi mente había palabras como cáncer, tumor, hospital… Pero, ¿qué significaba todo eso?”.  

Hoy, poco más de 12 años después de ese momento, todavía no es consciente de si conocer la verdad de lo que sucedía le habría ayudado a afrontar la situación de otra manera. “Quizás si me hubieran contado toda la verdad hubiera entrado en pánico o en depresión. O quizás hubiera aprovechado más el tiempo con él, no lo sé”. Aunque no niega que ha atravesado un largo aprendizaje emocional. “Ahora puedo hablar de esto porque ha pasado mucho tiempo, tiempo en el que he crecido, madurado y trabajado mis emociones. Yo fui una adolescente que estuvo llorando todas las noches durante seis años porque echaba de menos a su padre. Y ese trabajo es el que hoy me permite contar todo esto sin derramar una lágrima. No es que no tenga ganas de llorar, es que seis años son 2.190 días llorando”. 

Esperanza 

Más allá de la enfermedad, más allá del sufrimiento y del dolor de enfermos y familiares, están los profesionales sanitarios. Ellos, además de su labor de tratar y curar al paciente, se enfrentan a otro reto: comunicar el diagnóstico. “Cuando nos presentamos ante enfermos que tienen pocas esperanzas hay que tener empatía”, explica la doctora Ana Jiménez, hematóloga e investigadora de la Unidad CRIS contra el cáncer del Hospital 12 de Octubre. “Si tienes que llorar, lloras, si tienes que abrazar, abrazas. Es muy importante la cercanía”, añade. “En el momento del diagnóstico prácticamente cualquier enfermo tiene esperanzas, pero por muy optimista que sea la situación siempre hay que contar la peor parte por si llega el momento”. 

A pesar de que no existe ningún protocolo que ayude a los profesionales sanitarios a cómo dar este tipo de noticias, o a cómo preparar al paciente por si los resultados empeoran, la esperanza es fundamental para que el enfermo afronte con perspectiva la enfermedad. 

Siempre es difícil cuando a alguien le toca tratar, hablar o escribir de enfermedades, de pacientes terminales, de pérdidas, de muerte… aunque lo es más aún si la protagonista eres tú. 



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