Por Julia Porras
30 de agosto de 2022El trastorno por atracón es
una enfermedad que afecta a un 3% de la población mundial y consiste en que el
paciente ingiere una cantidad de comida muy superior a lo que debería comer una
persona, en un tiempo limitado. Podría parecerse a la bulimia, pero no, porque
en este caso, los pacientes no vomitan después.
Por esta razón, este trastorno desemboca la mayoría de las veces en
problemas de obesidad graves que conllevan muchos problemas de salud y en
ocasiones una muerte prematura.
La culpabilidad del paciente después del atracón es inmediata, pero es un
impulso incontrolable que según algunos estudios tiene un origen
neurobiológico, por tanto, podría haber factores genéticos y biológicos en su
origen. Este trastorno además tiene causas psicológicas como la falta de
autoestima, la ansiedad, y sobre todo causas de presión social, ya que la
delgadez sigue siendo una meta a conseguir por muchas personas, sobre todo
entre mujeres jóvenes.
Terapia experimental
probada en dos pacientes
Ahora, un grupo de
investigadores de la Universidad de Pensilvania, liderados por el científico
Casey Halpern, han conseguido controlar este deseo compulsivo de comer grandes cantidades
de comida en dos pacientes que sufrían este trastorno y estaban obesas.
Para ello, los científicos, analizaron primero la actividad
electrofisiólogica en la región cerebral que rige los procesos de recompensa y
manejo de sensaciones para poder controlar el impulso desde allí, sobre dos
pacientes que sufrían este trastorno. Tras el estudio, los investigadores pudieron
identificar dicho biomarcador, que se asociaba con el ansia de comer, justo
antes de los atracones.
Una vez identificado el biomarcador, ybajo el auspicio de la FDA
(Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU) se utilizó sobre las
pacientes el sistema de neuroestimulación sensible (RNS) de Neuropace17, un
dispositivo similar a un marcapasos que suministra estimulación directamente al
cerebro. Tras su aplicación sobre las pacientes se consiguió reducir su
impulso de comer de forma incontrolable, durante los siguientes meses al
tratamiento, consiguiendo incluso que las pacientes perdieran peso tras el
experimento.
Hasta ahora, la mayoría de los tratamientos iban dirigidos directamente al
asunto de la alimentación, lo que limitaba la eficacia de procesos como por
ejemplo la cirugía bariátrica, o el balón gástrico. Sin embargo, en este
trastorno por atracón o BED por sus siglas en inglés (Binge Eating Disorder)
hay una serie de señales neuronales anteriores al momento del antojo impulsivo
de comer, y la identificación de esos biomarcadores son clave para atacar el
problema desde su raíz.