Por Luis del Val
8 de abril de 2025La deformación profesional nos afecta a todos, y quienes escribimos siempre sentimos una especial atención a la especialidad de anestesiología y reanimación, porque nos parece una metáfora de la vida y la muerte en ficción.
Por si fuera poco, los apellidos del invitado de hoy son iguales que el del gran escritor José Martínez Ruiz, Azorín, pero Azorín era de Monóvar, y don Alberto trapagarano, del Valle del Trápaga, de Trapagaran, antes conocido como San Salvador del Valle, nombre que parece que no les gustaba a los vecinos y quitaron lo de San Salvador. No obstante las fiestas patronales se siguen celebrando el 6 de agosto, día de San Salvador.
Que conste que, de estos cambios, don Alberto, que es muy joven, no tiene ninguna responsabilidad. Visto de espaldas parece menos joven, porque la caída del cabello le ha conformado un círculo, en la parte posterior de la cabeza, que se asemeja mucho a las tonsuras sacerdotales, ya en desuso.
Se nota que es un hombre de acción inteligente, porque en reposo, se observan esos pequeños detalles que indican la impaciencia por entrar en combate: estiramiento de los puños de la camisa, repaso a la posición en que han quedado las piernas tras cruzarlas, entrecejo fruncido con levedad, todo eso, tan comedido que resulta inadvertido para casi todos, y ahí está la inteligencia.
La mirada es animada y penetrante, acompañadas por unas cejas que se levantan y se aplacan de manera armoniosa al discurso. Sabe escuchar, y eso no es algo que se exija prioritariamente a un anestesista, lo cual es otro detalle de una inteligencia que no se queda en la satisfacción de lo que sabe, sino en el anhelo de saber.
Atuendo adecuado y sin estridencias, con una mezcla de azules y grises tenues. Incluso los dibujos de la corbata parecen pedir disculpas, porque hayan incorporado algún discreto dibujo. Y, eso sí, observamos que prima la comodidad cuando nos fijamos en sus zapatos, de esos zapatos que permiten estar horas y horas de pie en un quirófano, o incluso andando por terrenos accidentados. Creo que me atreveré a pedirle razones de esos zapatos a ver si me hago con unos parecidos.
También presumo que, pese a ser persona de acción, posee prudencia suficiente, y lo digo, porque la primera vez que, tras un largo rato, ha vuelto a cruzar y descruzar las piernas ha sido cuando el entrevistador ha aludido a la carta que dirigió a la ministra. Tiene cualidades para cumplir sus objetivos.
Volviendo al principio podríamos decir que se ha encontrado con un sistema sanitario anestesiado y él está dispuesto a reanimarlo. Si tiene cualidades y voluntad sólo le falta un factor: suerte. Se la deseamos.
Retrato hecho por Luis del Val, director de Opinión de Medicina Responsable, en el desayuno informativo "El primer café"