Por Luis del Val
26 de junio de 2025No tengo noticias de que a ningún investigador sobre cremas de protección solar le hayan dado el premio Nobel de Medicina. Puede que la razón fundamental sea que la mayoría de las cremas solares se parecen, y comparten compuestos químicos, como el óxido de zinc que, por cierto, resulta bastante barato de obtener. Lo que resulta inexplicable es que un frasco de protección solar cueste 39 euros, y su peso sea 200 gramos, lo que significa que el kilo de crema solar está cercano a los 200 euros. Entras en la farmacia con una receta para antibióticos, y si te gastas 200 euros, se nota el hueco en la estantería.
Los laboratorios pueden argüir lo que quieran, pero detrás de ese enorme precio no hay grandes inversiones en investigación, ni enormes diferencias entre una crema carísima y, otra, simplemente, cara. Porque todas son caras. A veces, se suscita la sospecha de si se han puesto de acuerdo los laboratorios para que sea caro un producto, que no tiene ninguna razón económica detrás. Carísimas esas cremas. Irrcionalmente caras.