
Por Medicina Responsable
9 de diciembre de 2025Las huelgas suelen ser un asunto sindical, y hay gremios y profesiones más afines a las huelgas que otros.
Han sido clásicas las huelgas en la construcción, en la minería y en la automoción. Son raras, escasas y anecdóticas las huelgas de jueces, de profesores universitarios… o de médicos. A los médicos les gustan tanto las huelgas como las pandemias, y sienten un rechazo explicable, puesto que si salen menos automóviles de las factorías es muy distinto a que los enfermos se encuentren sin asistencia.
Por eso, las huelgas de los médicos suelen ser cortas, casi testimoniales, y tiene que ser algo evidentemente grave para que tomen esa decisión.
El borrador del Estatuto Marco, que ha elaborado el Ministerio de Sanidad, tiene sólo una entusiasta seguidora que está de acuerdo: la ministra de Sanidad. Aparte de ella -y el reducido grupo de escribas- parece que todos los médicos están en contra. Es algo así como si el Ministro de Educación redactara un proyecto de estatuto y no hubiera catedrático, profesor, profesor auxiliar o profesor en prácticas que no estuviera cabreado.
España es el único país donde uno de sus habitantes puede equivocarse, meterse por dirección contraria, en una autopista, y llegar a la conclusión de que los que se han equivocado son los que le sortean, le gritan y le pegan bocinazos.
Eso no es bueno, claro, pero si quien va en dirección contraria es una ministra del Gobierno, el asunto reviste tal gravedad, que nos obliga a sospechar si la soberbia puede alcanzar unas dosis tan altas que afecten a la salud mental de quien conduce en sentido contrario.