Por Medicina Responsable
17 de julio de 2024Se nota que como usted es doctor en Economía -aunque su tesis doctoral contenga plagios- está algo ayuno en gramáticas y etimologías, o le aconsejan con gran ignorancia sus despistados asesores, a pesar de ser tantísimos.
Según el DRAE, el verbo “regenerar”, en su primera acepción significa “dar nuevo ser a algo que degeneró”, lo que vendría a ser que el Periodismo en España degeneró tanto que usted nos va a proporcionar una nueva entidad. Pero es que, en su segunda acepción, “regenerar” quiere decir “hacer que alguien abandone una conducta o unos hábitos reprobables para llevar una vida moral y físicamente ordenada”. Tampoco es el caso. Ni en este medio digital, ni en otros, de Prensa, Radio o Televisión, hemos visto alarmantes y numerosos casos de conductas y hábitos reprobables. Es tan ofensivo que usted afirme que va a regenerar el periodismo, como lo sería que nosotros, en nuestro medio, afirmáramos que vamos a regenerar la Medicina. Ofensivo e insultante.
A los informados les defienden las leyes, si se sienten heridos o injuriados, y a los informadores sus abogados y la Constitución, que ampara la libertad de expresión.
Y si regenerar es permitir las injurias al Jefe del Estado, quemar fotografías, o apartar la blasfemia y el delito de odio hacia la religión católica, nos parece que su iniciativa no va a regenerar, sino a degenerar la barra libre para la injuria y el insulto.
No hace mucho, se enfadó usted, y con razón, porque en una manifestación apareció un pelele que le representaba, y al que atizaban con un palo. Grosero. Y reprobable. Pero si usted, para llevar a cabo una supuesta regeneración a los periodistas, va a dar barra libre a procesiones que oprobien y ultrajen las creencias de millones de españoles, o que se puedan quemar banderas y fotografías del jefe del Estado, en público, con escarnio previo, va a llevar a cabo lo contrario de lo que se propone.
No, señor Presidente, no nos regenere. Su fórmula asusta tanto como la ignorancia que demuestra sobre el significado de un idioma, que hablan 600 millones de personas en todo el mundo y que, por cierto, usted permite que no se pueda enseñar en las escuelas de Cataluña.