Por Medicina Responsable
5 de noviembre de 2024Si, de un día para otro, más de un millón y medio de ciudadanos españoles son desalojados de las mutualidades de sanidad privadas y aterrizan, de golpe, en la sanidad pública, no hace falta ser un doctor en estadísticas ni un renombrado matemático para saber que ese aterrizaje tendrá consecuencias evidentes y serán palpables al minuto siguiente.
Las listas de espera se alargarán, no solo en la atención primaria, sino también en intervenciones quirúrgicas y otras exploraciones: radiografías, TACs, etcétera. Es probable que, aguardando a que un quirófano quede libre, algún ciudadano muera en el camino. Sin embargo, también han muerto docenas de valencianos y murcianos en los últimos días, y parece ser que ha sido por culpa de la extrema derecha, que son personas malísimas que matan a la gente, ahora con agua y retrasos en las ayudas.
El costo de un español en la sanidad pública es de 1.608 euros. En los funcionarios adscritos a MUFACE era de 1.014 euros. Es decir, que la sanidad privada le ahorraba al Estado 594 euros por mutualista. Ahora, si todos se pasan a la sanidad pública, nos costará a los contribuyentes cerca de 900 millones de euros más por persona que tendremos que aportar, porque los políticos que nos gobiernan no son ricos por casa ni ponen un euro de su bolsillo; al contrario, cobran todos los meses el sueldo que les pagamos.
Para ponerlo en claro: la fobia ideológica que la izquierda tiene hacia la medicina privada nos va a costar 891.000 millones de euros, por un lado, y, por otro, en cualquier autonomía van a aumentar las listas de espera, desde la consulta al médico de familia hasta el aviso para un TAC que te puede —o no— salvar la vida. Una de esas decisiones, si fueran tomadas por un ejecutivo en la empresa privada, lo pondría en la calle. Anuncio publicitario: “Despilfarro por ideología. Gobierno de España”.