Por Medicina Responsable
10 de julio de 2025La virtud y el vicio son cuestiones estadísticas. Ni todos somos virtuosos, ni todos corruptos. Y eso sucede en sectores regionales, profesionales, sociales y empresariales. También en el periodismo. Y también en los medios digitales especializados en la salud. Como podría suceder en cualquier otro estrato.
Quienes nos responsabilizamos de Medicina Responsable, desde el primer momento, sabíamos esto, porque teníamos -y tenemos- una larga experiencia en prensa, radio y televisión. Y, entre nuestras principales ocupaciones -no pre-ocupaciones- ha estado siempre evitar caer en la trampa del halago, de la publicidad excesivamente generosa, de los premios inmerecidos o del peligro de perder la objetividad.
Tampoco nos creemos campeones de la ética y la moral, ni mucho menos. Pero, aunque se dice que perro no muerde a perro, si el perro es demasiado descarado, intenso o corrupto, tendremos el deber de señalarlo, porque nunca seremos cómplices de la corrupción, ni siquiera con el cobarde silencio.
Hay colegas que practican la turbia postura de callar los éxitos o los logros de determinadas empresas, a la vez que se sienten dispuestos, con gran entusiasmo, a exagerar hasta la hipérbole sus pequeños problemas o equivocaciones. Este comportamiento, recibe el nombre de extorsión, y es practicado por la mafia, allí donde se asienta. Y allí donde se produzca, y tengamos datos fehacientes, la señalaremos y la denunciaremos. Porque no puede haber buena salud, si la salud moral está corrompida.