Agua y salud

El 60% de nuestro cuerpo es agua. Sin agua no se hubiera formado el aminoácido del que procedemos y, si un día faltara el agua por completo, la especie humana se extinguiría. Pero, además de ser básica para conservar nuestro 60% de agua, nos es imprescindible para mantener niveles de higiene que preserven nuestra salud.

La sequía, que ya está aquí, y que se agravará cada día más, no ha venido de repente. Resulta absolutamente necesario establecer medidas que puedan mitigar un desabastecimiento severo, porque ello sería fuente de enfermedades. Sin embargo, al estar en periodo electoral, ni el Gobierno, ni ningún alcalde o presidente autonómico, moverán un solo dedo para tomar medidas, que son necesarias y prudentes, para no molestar y, posiblemente, perder votos. Antes que la salud y el interés general está, muy por encima, el interés político. Ni siquiera una campaña publicitaria para concienciar sobre el necesario ahorro de este bien cada vez más escaso, porque los políticos desconfían del miedo que produce incluso la sospecha de escasez. Pero no es una sospecha: es un hecho. En algunos pueblos de España ya hay camiones cisterna que se acercan para apagar la sed, mientras en otros lavamos el coche, y gastamos cuarenta o cincuenta litros de agua para que brille la carrocería. Si al egoísmo de los políticos unimos la indiferencia y la irresponsabilidad de los ciudadanos, llegaremos a la situación perfecta para caminar hacia la catástrofe. Una catástrofe anunciada, y permitida por esos ecologistas de salón, que hablan de Doñana y se despreocupan de su responsabilidad. Esos predicadores del ecologismo que anuncian la amenaza del cambio climático y contemplan con irresponsabilidad egoísta como nos acercamos a peligrosos días de escasez. Y no se trata de llenar la piscina, sino de evitar enfermedades, es decir de Nuestra Salud.