Por Julia Porras
26 de abril de 2022Un nuevo estudio, presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID 2022), celebrado en Lisboa estos días, relaciona el daño que el virus hace al nervio vago con los síntomas de la Covid persistente.
Los datos no mienten, un 10% de los contagiados por Covid progresan a Covid persistente tres meses después de dar negativo y otro 20% presentan síntomas cinco semanas después de haber superado la enfermedad. Es decir, más de 1,2 millones de personas sufren Covid persistente o long covid en nuestro país. La OMS ha descrito la patología e incluso la ha nombrado síndrome post-Covid.
Ahora, el nuevo estudio piloto apunta a que muchos de los síntomas característicos de la Covid persistente podrían estar relacionados con el daño que el virus hace al nervio vago.
Qué es el nervio vago
Este nervio, se origina en el cerebro y no en la médula espinal, y es uno de los nervios multifuncionales más importantes de nuestro cuerpo. Tiene muchas funciones, entre ellas sensoriales, motoras y también parasimpáticas, es decir, que organiza funciones corporales de las que no controlamos de forma consciente como respirar o el latido del corazón. También controla la importante función de cerrar la epiglotis, para que cuando traguemos no pase la comida a los pulmones.
Con este descubrimiento cobran sentido muchos de los síntomas de la covid persistente, que son más de 200, y entre los más destacables estarían la disnea o dificultad para respirar, la tos incesante, dolores articulares, fatiga crónica, taquicardias y el síntoma más incapacitante, la “niebla del covid” que afecta a muchos pacientes y que consiste en falta de concentración y pérdidas de memoria severas.
A nivel digestivo los problemas que los pacientes de Covid persistente pueden presentar son varios: abdominalgia o dolor en toda la zona del estómago; dispepsia, que se caracteriza sobre todo por dolor abdominal y ardores; pirosis, que es dolor o quemazón en el esófago; y diarrea.
Esta relación podría ser otro factor determinante para conseguir un acercamiento mayor a un posible tratamiento para esta patología que la OMS catalogó ya de enfermedad y que afecta a cada un mayor número de pacientes que pasaron la covid de forma leve o moderada.