Por Clara Arrabal
7 de agosto de 2025España siempre ha sido un país de contrastes y, en lo sanitario, no iba a ser menos. Si preguntásemos a la población a cuánta distancia se encuentra del hospital más cercano, las respuestas serían muy variopintas dependiendo de su lugar de residencia. Y es que España está a la cabeza y a la vez a la cola de Europa en cuanto a cercanía y distribución de hospitales.
De hecho, según los datos de Eurostat, el portal estadístico oficial de la Unión Europea, el 83% de las personas de este continente viven a 15 minutos en coche de su centro hospitalario más cercano. Sin embargo, España es una rara avis en esta estadística: mientras en provincias como Madrid y Barcelona el 100% de la población reside a menos de 15 minutos en coche de un hospital, en otras como Ávila, Toledo o Teruel, menos del 50% de los habitantes viven a esa distancia.
“Yo me puse de parto la noche de Filomena, cuando todo estaba colapsado por la nieve y, gracias a que estaba en Madrid, pude llegar al hospital en unos 20 minutos”, explica Lara Plans, residente de la capital. “¡Uy! Si me hubiera pasado a mí... ¡doy a luz en casa! De hecho, cuando tuve a mi primer hijo, me quedé a dormir una semana en casa de mi cuñada que vivía en la ciudad para no tener que salir corriendo desde el pueblo”, explica, en contraste, Esther Ruiz-Jiménez, residente de Mandayona, un pequeño pueblo de la provincia de Guadalajara que se encuentra a unos 40 minutos en coche del hospital más cercano.
Las dispares realidades estas dos mujeres se explican debido la distribución poblacional de España, ya que para construir un centro hospitalario se tienen en cuenta factores como el tamaño de las localidades colindantes y su número de habitantes, la saturación de los hospitales cercanos o la disponibilidad de especialidades médicas. De hecho, una ratio muy común es de tres camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, aunque este valor puede variar según el nivel de desarrollo y las características de la población.
De esta manera, Madrid y Barcelona son las dos únicas ciudades españolas en las que el 100% de su población vive a 15 minutos en coche de un hospital, por delante de Guipúzcoa, Vizcaya, Valencia, Tarragona, Málaga, Asturias, Álava y Alicante, respectivamente. Y, en el otro extremo, nos situamos los cuartos por la cola del ranking europeo en cuanto a lejanía de hospitales, por detrás de Rumanía, Grecia y Croacia, con provincias como Lugo, El Hierro, Ávila, Toledo, La Palma, Fuerteventura, Teruel, La Gomera y Cuenca, donde más del 50% de su población vive a más de 15 minutos.
Además, a nivel europeo, Alemania es el territorio con la mejor distribución de hospitales en cuanto a tiempo de transporte, pues de las 124 regiones que hay en la Unión Europea, 96 de ellas se encuentran en el país germano. A este le siguen Bélgica, Países Bajos, Grecia, Francia, Malta y España.
Para ilustrar esta situación, Medicina Responsable se ha puesto en contacto con Lara Plans, una residente de Madrid que pudo dar a luz gracias a la cercanía de su casa con el hospital, algo que en una zona rural no hubiera sido posible. “Me puse de parto cuando la nieve ya llegaba por las rodillas y no podíamos ir al hospital ni en coche ni en ambulancia”, relata. “Hice autostop a un camión de basura y a una quitanieves, pero no pararon, así que decidí ir en Metro, ya que era la única noche que permaneció abierto para que los sintecho pudiesen dormir resguardados”. Eso la salvó, sin duda, ya que “el niño venía con vuelta de cordón y en casa hubiera sido una muerte segura”, comenta emocionada.
“Pues yo, cuando tuve que dar a luz a mi primer hijo, me fui una semana antes a la capital de Guadalajara, donde está el hospital, porque no tenía carnet de conducir ni forma de venir en coche. ¡Y eso que no había Filomena!”, expone Esther Ruiz-Jiménez. Su realidad es muy diferente a la de Lara: ella tiene que conducir 40 minutos en coche hasta llegar al hospital más cercano, el Universitario de Guadalajara, ya que en el pueblo solo hay médico tres días por semana. “¡Y no tenemos pediatra!”, exclama.
Además, hace hincapié en que los recursos para trasladarse hasta la consulta de un especialista cada vez son menos en la España vaciada, algo que alimenta aún más la brecha de la distribución hospitalaria. “Antes había un autobús que hacía dos viajes de ida y dos de vuelta cada día, y que tardaba casi una hora, pero ahora han cambiado el horario y sale a las siete de la mañana del pueblo. Teniendo en cuenta que la parada del autobús está a un kilómetro de la casa más cercana y que a esa hora suele ser de noche, cogerlo es misión imposible, sobre todo para la gente mayor... Muchos no tienen coche o no pueden conducir, y la mejor opción es gastarse 70 euros en un taxi para ver a su médico”.