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Los "padres" del Ozempic, premio Fronteras del Conocimiento

La Fundación BBVA distingue las investigaciones del canadiense Daniel Drucker, el danés Jens Holst y los estadounidenses Svetlana Mojsov y Joel Habener

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Los "padres" del Ozempic, premio Fronteras del Conocimiento

Por Andrea Martín

9 de enero de 2025

El XVII Premio Fronteras del Conocimiento ha sido otorgado a un equipo de investigadores, reconocidos como “los padres del Ozempic”, que ha logrado descubrir la función biológica de la hormona GLP-1, producida en el intestino delgado tras la ingesta de alimentos, y que desempeña un papel fundamental en la regulación de los niveles de glucosa y el control del apetito. Según destaca el acta del jurado, este hallazgo ha sido esencial para el desarrollo de terapias innovadoras para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad. 

"Los descubrimientos de los galardonados han sentado las bases de una auténtica revolución farmacológica, orientando el desarrollo de nuevos medicamentos eficaces no solo para tratar la diabetes, sino también para combatir la obesidad y sus complicaciones cardiovasculares", señala Dario Alessi, director de la Unidad de Fosforilación y Ubiquitinación de Proteínas-MRC en la Universidad de Dundee y miembro del jurado. 

Los tratamientos basados en GLP-1 también están mostrando potencial en el tratamiento de enfermedades neurológicas, como el párkinson y el alzhéimer, así como en trastornos de adicción, áreas que actualmente se encuentran en estudio. 

El fallo del Premio fue anunciado en un acto en el que participaron miembros del jurado, así como representantes del CSIC y la Fundación BBVA, entre otros. 

El descubrimiento de GLP-1 

Los orígenes del GLP-1 se remontan a los años 80 en el Hospital General de Massachusetts, donde tres científicos se propusieron estudiar unas hormonas recién descubiertas, llamadas péptidos similares al glucagón. Svetlana Mojsov, trabajando en el mismo hospital, logró identificar y sintetizar el GLP-1, demostrando que en pequeñas cantidades estimulaba la producción de insulina en el páncreas de las ratas. 

Mientras tanto, Daniel Drucker se centraba en entender mejor la función de esta hormona y descubrió que la producción de insulina solo se daba en formas muy cortas de GLP-1 y únicamente cuando los niveles de azúcar en sangre eran elevados. 

En Copenhague, Jens Juul Holst también investigaba el papel de las hormonas intestinales en la secreción de insulina. Junto con su equipo, descubrió que el GLP-1 no solo estimulaba la producción de insulina, sino que además inhibía el glucagón, lo que resultaba clave para los pacientes con diabetes tipo 2. 

A partir de estos descubrimientos, los investigadores realizaron un estudio pionero en el que administraron GLP-1 a pacientes con diabetes tipo 2, logrando normalizar sus niveles de glucosa en pocas horas. Este fue un hito que llevó al desarrollo de medicamentos basados en GLP-1, aprobados desde 2005 para tratar la diabetes. 

El GLP-1 ha revolucionado el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad. A diferencia de otros medicamentos, el GLP-1 solo estimula la producción de insulina cuando los niveles de glucosa son elevados, reduciendo el riesgo de hipoglucemia. Además, este tratamiento ha demostrado ser eficaz en la reducción de peso, un aspecto crucial en el tratamiento de la diabetes tipo 2. 

En los últimos años, los medicamentos basados en GLP-1 también han mostrado reducir riesgos de complicaciones asociadas a la diabetes, como la ceguera, enfermedades renales y problemas cardíacos. En el caso de la obesidad, se han logrado reducciones de entre el 15% y el 20% en la masa corporal, además de disminuir los riesgos de enfermedades cardiovasculares asociadas al sobrepeso. 

El impacto del GLP-1 no se limita a la diabetes y la obesidad. El jurado ha resaltado que los descubrimientos han abierto nuevas líneas de investigación en el tratamiento de enfermedades neurológicas y trastornos de adicción. Se está investigando el uso del GLP-1 en enfermedades como el párkinson y el alzhéimer, debido a sus efectos antiinflamatorios. Asimismo, se estudia su capacidad para tratar adicciones, ya que se ha observado que el GLP-1 influye en el centro de recompensa del cerebro, lo que podría ayudar a combatir la dependencia de sustancias como el alcohol. 

La labor de estos científicos no solo ha transformado la endocrinología, sino que sigue abriendo nuevas fronteras en la medicina, demostrando el poder de la investigación colaborativa para mejorar la salud global. "Lo más emocionante es explorar cómo estas innovaciones podrían hacer que los medicamentos sean más accesibles, permitiendo que millones de personas en todo el mundo se beneficien de sus efectos", concluye Drucker. 



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