Por Gema Puerto, Andrea Martín
2 de junio de 2023Ani había sufrido ya dos hemorragias en su cerebro y un ictus y, si tenía otra hemorragia cerebral, podía morirse. Sufría una malformación vascular de nacimiento que le afectaba a la parte del cerebro relacionada con las zonas que controlan la movilidad y el lenguaje. Sus médicos le advirtieron que, si quería seguir viviendo y mantener sus aptitudes profesionales para trabajar como relaciones públicas en una importante cadena hotelera de Barcelona, su actual puesto, no le quedaba otra que operarse estando despierta.
Así que Ani, que necesita hablar cinco idiomas por su profesión, no se lo pensó dos veces y accedió a que su neurocirujana, la doctora Gloria Villalba Martínez, coordinadora del servicio de neurocirugía del Hospital del Mar en Barcelona, junto con el neurocientífico y neurocirujano del Hôpital Gui de Chauliac, especialista en cirugía despierta, Jesús Martín Fernández, la intervinieron durante seis horas con el cráneo abierto para extirparle el cavernoma (malformación vascular) que tenía.
“Lo interesante de este caso, no es que la paciente estuviera despierta y hablara, esto ya se ha hecho otras veces”, señala la neurocirujana responsable de la cirugía neurovascular del Hospital del Mar, la doctora Villalba. “Lo importante es que, por primera vez, se ha intervenido a alguien de forma consciente mientras se le hace hablar hasta cinco idiomas”.
Como explica el doctor Martín, creador del test de Inteligencia Artificial de reconocimiento de emociones para cirugía despierta, que aplicaron a Ani, “esta intervención tenía que hacerse con la paciente consciente, con el objetivo de poder predecir, no solo dónde se ubican los distintos lenguajes en el cerebro, sino también dónde se sitúan las zonas críticas para el procesamiento emocional. Es la primera vez que se ha podido observar que la parte de las emociones se ubica también en el hemisferio izquierdo. Todo ello, se ha hecho sin dañarle ninguna parte del cerebro.”
Ani, acababa de ser madre y tenía miedo de que, tras la operación, tuviera secuelas en el lenguaje y en su parte emocional. Por eso, los neurocirujanos le hicieron distintos test. “Se le hicieron varios tipos de pruebas, como nombrar objetos diferentes en cinco idiomas, identificar distintas emociones en un avatar y mover los brazos a la vez, para observar el funcionamiento de la memoria de trabajo y la atención de su cerebro”, explica el doctor Martín.
El tumor, situado en la pared del cráneo, a la altura del lóbulo frontal y temporal izquierdo del cerebro de Ani “se eliminó por completo y la paciente está perfecta al cien por ciento y ha vuelto a trabajar”, explica la doctora Villalba.