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Juan Carlos Alonso, el doctor que convierte la enfermedad en arte: así es el museo para pacientes del Gregorio Marañón

Este hospital ha abierto en la Unidad de Medicina Nuclear una exposición artística conformada por piezas que son muestras de pacientes oncológicos

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Juan Carlos Alonso, el doctor que convierte la enfermedad en arte: así es el museo para pacientes del Gregorio Marañón
Fotografía de Juan Carlos Alonso. Fuente: Hospital Gregorio Marañón.

Por Clara Arrabal

26 de agosto de 2025

A día de hoy, hasta una cáscara de plátano ha demostrado ser arte. Basura reciclada, ropa usada, alimentos en estado de descomposición... todo tipo de piezas ya han sido expuestas en museos del mundo entero y visitadas por millones y millones de personas, movidas por la curiosidad.

Ahora, el madrileño Hospital Gregorio Marañón se convierte en uno de esos museos al transformar la enfermedad de sus pacientes en arte a través de una exposición en la Unidad de Medicina Nuclear, ubicada en la planta –1 del bloque de quirúrgicos. En esta, los cortes tomográficos del cerebro de pacientes con Alzhéimer se convierten en llamativos rosetones, como los de las grandes catedrales góticas; y las líneas espectrales de los elementos de la tabla periódica pasan a ser un escenario acogedor dentro de la sala de administración de radiofármacos PET.

El responsable de esta iniciativa es Juan Carlos Alonso, jefe del Servicio de Medicina Nuclear del Hospital Gregorio Marañón; que junto al pintor y doctor Rafael Díaz, ha ideado un espacio seguro y creativo para las personas que visitan su servicio, la mayoría de ellas pacientes oncológicos. “Está demostrado que el color y el arte influyen en la percepción de la enfermedad, y también en su respuesta. Si entran a un hospital con las paredes blancas, frío y hostil, sienten desconocimiento, miedo, angustia... Pero si ven un cuadro, o una exposición de arte, y luces y colores, los pacientes afrontan todo con diferente talante”, afirma convencido a Medicina Responsable.

Cómo humanizar el servicio

El proyecto comenzó con la pandemia de Covid-19. “Por aquel momento, el pintor Rafael Díaz trabajaba en una exposición propia y nos pidió cortes tomográficos del cerebro de pacientes con Alzheimer, así que solicitamos permiso al Comité Ético y le mandamos muchas imágenes”, explica Juan Carlos Alonso. Con estas, el artista realizó un rosetón con el que Alonso quedó impresionado. “Cuando fui a ver su muestra, me pareció tan bonito que le pedí que me diera alguna pieza, y me regaló una copia en pequeño de este rosetón, porque el original ocupaba una pared entera”, afirma.

Tiempo después, Juan Carlos Alonso decidió transformar todo el servicio de Medicina Nuclear y, por supuesto, contó con Rafael Díaz para convertir un espacio “frío y hostil” en algo más acogedor. “La humanización de los servicios de diagnóstico me parecía muy sosa y artificial. Yo quería que los pacientes tuvieran una experiencia diferente a través del color y del arte”, prosigue. Ambos profesionales, entonces, comenzaron a transformar una sala, luego otra, la zona donde los pacientes esperan... “Los enfermos que tienen que estar en reposo después del tratamiento PET, están viendo unos cuadros preciosos y coloridos. Y en las salas de administración también hay piezas”, explica.

Un proyecto altruista y sin financiación

Además de una iniciativa original, una estética preciosa, y el objetivo de ayudar a los enfermos oncológicos, este proyecto ha involucrado a decenas de personas que han querido aportar su granito de arena, ya que carece de financiación alguna. “Aquí la financiación no existe”, explica Juan Carlos Alonso. “Cuando compras un equipo de medicina nuclear, que suelen ser caros, siempre hay una partida para la humanización y lo que se suele hacer es poner vinilos en las paredes. Pero eso parece muy frío. Ese dinero es el que hemos utilizado para esta exposición, además de colaboraciones altruistas, contactos con otras asociaciones, ayudas individuales...”, añade.

De hecho, con los fondos europeos de modernización y humanización de los equipos, Juan Carlos compró a Rafael Díaz otras dos obras, y con dinero del propio artista se creó una página web y se instaló un código QR en la entrada del servicio para que los pacientes puedan acceder a la información que hay detrás de cada pieza. “También contamos con la ayuda de una amiga que trabaja en televisión, que se prestó para poner la voz a una audioguía”, comenta. Y así, a través de colaboraciones desinteresadas, Juan Carlos y Rafael fueron “reclutando a gente” para el proyecto.

Ahora, su siguiente objetivo es comprar más equipos para acondicionar más salas y, como gran novedad, pretenden habilitar una zona dedicada a los niños. Rafael Díaz ya está trabajando en ella. “Quiere hacer unas obras inspiradas en superhéroes, y en ello estamos, intentando mejorar la humanización de los espacios para dar esperanza a los pacientes”, finaliza Juan Carlos Alonso, convencido de que su esfuerzo y el del pintor merecerá la pena.



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