Por Santiago Melo
14 de julio de 2025El Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València ha empezado a utilizar con éxito una técnica pionera en España para tratar el dolor que provocan los endometriomas extrapélvicos, una forma poco común pero muy dolorosa de endometriosis. Esta nueva opción, llamada crioablación percutánea, ya ha beneficiado a 20 mujeres, permitiéndoles aliviar el dolor sin necesidad de cirugía ni hospitalización.
Los endometriomas extrapélvicos son bultos de tejido endometrial que aparecen fuera del área pélvica, a veces tras operaciones ginecológicas como cesáreas o histerectomías. Aunque no son frecuentes, pueden causar un dolor intenso y crónico que empeora con la regla y puede afectar mucho al día a día.
Hasta ahora, la única solución era una operación compleja, con riesgos como infecciones, hernias o dolor persistente. Pero la crioablación ofrece una alternativa más sencilla y segura. El procedimiento consiste en insertar unas agujas finas a través de la piel, guiadas por ecografía o TAC, hasta el nódulo. Una vez colocadas, se congela el tejido dañado durante unos 10 minutos, formando una especie de bola de hielo que lo destruye sin dañar los órganos cercanos.
“Es un tratamiento muy preciso que respeta el tejido sano y evita complicaciones”, explica Raúl García, radiólogo intervencionista del hospital. Además, se realiza con anestesia local o sedación ligera, no requiere ingreso y las pacientes pueden volver a su rutina habitual en pocos días.
Los primeros resultados del hospital muestran que las pacientes han mejorado notablemente del dolor, sin efectos secundarios importantes y con un alto nivel de satisfacción. “Este método ha dejado de ser una última opción para convertirse en un tratamiento real y eficaz para este tipo de lesiones”, afirma José Joaquín Martínez, jefe del Servicio de Radiodiagnóstico.
Según los especialistas, este avance no solo mejora la calidad de vida de las pacientes, sino que también reduce los costes asociados a las cirugías y a los días de recuperación. Además, señalan que esta experiencia piloto abre el camino a una colaboración más estrecha entre radiólogos y ginecólogos para seguir desarrollando tratamientos menos invasivos y más personalizados.