Por Julia Porras
17 de abril de 2023La resistencia a los antibióticos está alcanzando niveles peligrosamente altos en todo el mundo. Las infecciones resistentes a los medicamentos matan a unas 700.000 personas al año en todo el mundo y se prevé una cifra de 10 millones para 2050 si no se toman medidas. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la resistencia a los antibióticos como una de las mayores amenazas para la salud pública que enfrenta la humanidad en los próximos años.
Las bacterias multirresistentes pueden propagarse de los animales a los humanos a través de la cadena alimentaria, pero, debido a las sensibilidades comerciales, los datos sobre los niveles de bacterias resistentes a los antibióticos en los alimentos no están ampliamente disponibles. Ahora, un estudio realizado en la Universidad de Santiago de Compostela, liderado por las doctoras Azucena Mora Gutiérrez y Vanesa García Menéndez, junto con colegas de otros centros de investigación, ha analizado 100 productos cárnicos de consumo habitual y ha concluido que el 40% contiene la bacteria E.coli multirresistente y/ o potencialmente patógena.
Las bacterias más detectadas en estos productos, entre los que se encuentran carnes de pollo, pavo, vacuno y cerdo escogidos al azar, corresponden a cepas de Escherichia coli (E. coli) y Klebsiella pneumoniae, bacterias resistentes a los antibióticos y que pueden llegar a causar infecciones graves en humanos, explica la doctora Mora. Lejos de alarmismos, esta investigadora señala que “una adecuada manipulación de los alimentos y su correcta cocción” son suficientes para evitar los riesgos de infecciones causadas por bacterias que se encuentran en todas partes, “en los alimentos, pero también en las mascotas”, dijo.
De acuerdo con el estudio, la mayoría de los productos cárnicos analizados, el 73%, contenían niveles de E. coli que estaban dentro de los límites de seguridad alimentaria. A pesar de esto, casi la mitad (49%) contenía E. coli multirresistente y/o potencialmente patógeno. De hecho, cuarenta de los 100 productos cárnicos contenían E. coli, bacteria que produce enzimas que confieren resistencia a la mayoría de los antibióticos betalactámicos, incluidas las penicilinas, las cefalosporinas y el monobactámico aztreonam.
En las carnes de aves de corral es donde más patógenos se encontraron, con un 68% en las de pavo, un 56% en las de pollo, un 16% en res vacuna y un 12% en la carne de cerdo. Por otra parte, el 27% de los productos cárnicos contenían E. coli extraintestinal, potencialmente patógena (ExPEC), una de las principales causas de bacteriemia en adultos (sepsis) y la segunda causa más común de meningitis neonatal.
La investigadora de cabecera del estudio, la doctora Mora, ha asegurado que “estrategias a nivel de granja, como vacunas, para reducir la presencia de bacterias específicas multirresistentes y patógenas en animales destinados a la producción de alimentos, reduciría el riesgo para el consumidor”. Por ello, ha dado las claves para la prevención por parte de los consumidores. “El consumidor juega un papel clave en la seguridad alimentaria a través de una correcta manipulación de los alimentos. Los consejos para los consumidores incluyen no romper la cadena de frío desde el supermercado hasta el hogar, cocinar bien la carne, almacenarla adecuadamente en el refrigerador y desinfectar adecuadamente los cuchillos, las tablas de cortar y otros utensilios de cocina utilizados para preparar la carne cruda para evitar la contaminación cruzada. Con estas medidas, comer carne se convierte en un placer con riesgo cero”.