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Una familia española muere en un accidente de helicóptero durante su viaje a Nueva York

Una psicóloga experta en emergencias analiza cómo afectan las tragedias y los eventos traumáticos en nuestra salud emocional

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Una familia española muere en un accidente de helicóptero durante su viaje a Nueva York

Por Clara Arrabal

11 de abril de 2025

Cinco miembros de una misma familia han muerto al caer al río Hudson el helicóptero en el que viajaban. El suceso tuvo lugar en la noche de ayer, 10 de abril, en Nueva York, cuando los fallecidos realizaban un vuelo turístico para conocer el skyline de la ciudad.

Las víctimas son Agustín Escobar, exconsejero delegado de Siemens en España; y su esposa Mercè Camprubí, nieta del expresidente del F.C. Barcelona Agustí Montal Galobart. Ambos se encontraban junto a sus tres hijos en el momento de los hechos, dos niños de 11 y 4 años y una niña de 5; y con el piloto de la aeronave. Los seis han perdido la vida.

El helicóptero perdió parte del fuselaje y cayó al río Hudson boca abajo, algo muy inusual en este tipo de accidentes. Tras quedar sumergido del revés, los servicios de rescate hallaron los cuerpos sin vida de cuatro de los integrantes. Los otros dos fueron trasladados a un hospital cercano, aunque nada pudo hacerse por salvar sus vidas.

Por la gravedad de los hechos y la dureza de las imágenes, medios de comunicación de todo el mundo se han hecho eco de la noticia y miles de personas ya han expresado sus condolencias a la familia. 
Este tipo de accidentes aéreos suele crear una gran conmoción social, sobre todo, cuando se pueden ver infinidad de imágenes en los medios de comunicación. “Nuestro organismo no está preparado para ver esas fotografías”, afirma con rotundidad la psicóloga experta en emergencias de Stimulus Pilar Carolina Castelao Legazpi. “Si los intervinientes de emergencias que hemos recibido una formación muy especializada necesitamos apoyo emocional después de nuestras actuaciones para canalizar la experiencia de lo que vemos, la población no preparada mucho más”, comenta.

Las víctimas secundarias

Aunque no seamos víctimas directas, “hay cierta victimización en el espectador porque son unas imágenes muy crudas que, incluso en algunas ocasiones, se recomiendan no publicar en los medios de comunicación".  

La psicóloga recuerda “el caso del joven de Sevilla que se electrocutó con una catenaria, porque un periodista encontró su cuerpo en directo y eso conmocionó mucho a la sociedad”.  

El término víctima secundaria hace referencia a quienes presencian de manera directa un evento potencialmente traumático (personas que estuvieron directamente expuestas al evento) o indirecta (personas que no estuvieron presentes en el mismo, pero que pueden sufrir consecuencias emocionales profundas, como familiares, allegados y también la sociedad, que observa la tragedia a través de los medios).

En este sentido, la experta afirma: “La sociedad española y norteamericana puede ser considerada una víctima secundaria colectiva cuando está presenciando un accidente trágico como este de un helicóptero en el que mueren tres niños y una familia entera. Es normal y este impacto emocional se puede traducir en cambios en nuestro estado de ánimo, sensación de desesperanza, sobreidentificación con las víctimas, nerviosismo, llanto o sensibilidad emocional".

El rechazo a los aviones

Según la experta, otra de las reacciones que generan este tipo de situaciones son la sensación de falta de seguridad en el transporte aéreo. “Si analizamos los datos de accidentes mortales y lo comparamos con el número de desplazamientos totales, vemos que es muy improbable que ocurra. Pero cuando sucede, a todos nos viene a la mente cuando vamos a coger un avión", explica.

Además, añade que esto puede llegar a ser especialmente preocupante sobre todo en aquellas personas que ya sufrían antes el miedo a volar.

La identificación personal

También ocurre, como explica la psicóloga de emergencias, que nos sentimos identificados con los fallecidos. “Nos acordamos de aquel familiar que viajó hace poco a Nueva York y pensamos que podría haber sido él”, comenta.

Y explica que esta reacción genera mucho estrés agudo porque “nos despierta sensación de injusticia y todos entramos en luto comunitario”. Aunque, como añade posteriormente, “es una conmoción entendible y normal debido a la gravedad de los hechos”. Además, se agrava en la medida en la que se van conociendo más datos de las víctimas “porque conectas con el dolor de sus familias”.  

Ante esto, la psicóloga de emergencias de Stimulus recomienda, sobre todo para las personas más aprensivas, desconectar la televisión, racionar el número de noticias relacionadas con la tragedia y normalizar las emociones que sentimos al ver este tipo de acontecimientos ya que “somos víctimas indirectas al exponernos a este tipo de contenido”. 



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