Por Andrea Martín
30 de mayo de 2022Hace un año salió a la luz el primer marcapasos temporal que se disolvía dentro del cuerpo, delgado, flexible y totalmente biocompatible, diseñado para disolverse gracias a los fluidos del organismo.
Ahora, según publican en la revista “Science”, los ingenieros de la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, han presentado una nueva versión inteligente, que se incorpora a una red de cuatro sensores situados en distintos lugares anatómicamente relevantes del cuerpo, que se comunican entre sí para monitorizar continuamente las diversas funciones fisiológicas del cuerpo.
El objetivo principal se basa en detectar de forma autónoma ritmos cardíacos anormales y decidir cuándo estimular el corazón y a qué ritmo. Toda esta información se transmite a un teléfono inteligente o a una tableta, para que los médicos puedan controlar a distancia a sus pacientes.
Para que el sistema pueda comunicarse con el paciente, los investigadores incorporaron un pequeño dispositivo de retroalimentación háptica. Cuando los sensores detectan un problema, el dispositivo háptico vibra para así alertar a los usuarios e informarles del problema.
Este dispositivo ha sido probado en ratas, perros y corazones humanos, y los resultados obtenidos muestran que se podría permitir un alta más temprana del hospital y un control remoto de los pacientes que viven en áreas médicamente desatendidas. En un futuro, este dispositivo podría ser una realidad que ayude a miles de personas.