Por Andrea Martín
20 de febrero de 2025Un consorcio de investigación formado por la empresa Marsi Bionics, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y los Hospitales Universitarios La Paz, 12 de Octubre, Niño Jesús y Gregorio Marañón ha desarrollado Explorer, el primer exoesqueleto pediátrico diseñado para que los niños con alteraciones en la marcha puedan utilizarlo en su vida cotidiana.
Este innovador dispositivo permitirá a los menores desplazarse con mayor autonomía en casa, en el colegio, en el parque y en otros entornos exteriores, facilitando su inclusión y participación en actividades diarias.
Marsi Bionics, en colaboración con el CSIC, ya había desarrollado Atlas 2030, el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, pero su uso estaba limitado al ámbito clínico. La creación de Explorer surge como respuesta a la necesidad de los niños de trasladar esta tecnología a su entorno diario. "Cuando los niños usaban el exoesqueleto en el hospital y ganaban confianza, enseguida pedían llevárselo a casa y al colegio", explica Elena García Armada, CEO de Marsi Bionics. Para ella, este avance supone un "cambio de paradigma", ya que no solo mejora la movilidad de los menores, sino que también impulsa su integración social y les permite explorar el mundo con mayor independencia.
Uno de los primeros niños en probar Explorer fuera del hospital fue Jorge, quien el día de su cumpleaños sorprendió a sus compañeros al entrar caminando a clase con el exoesqueleto y explicarles cómo funcionaba.
Este exoesqueleto está compuesto por músculos artificiales que complementan la fuerza del usuario y facilitan la movilidad de las piernas. Cuenta con cuatro motores que imitan el funcionamiento natural del músculo y ofrece dos modos de uso: uno que asiste el movimiento del niño y otro que proporciona un desplazamiento constante a velocidad programada. Además, dispone de un asiento automático integrado, lo que permite transformarlo en una silla de descanso, favoreciendo su uso prolongado con comodidad. Su diseño adaptable cubre un rango de edad de dos a 17 años, evolucionando con el crecimiento del niño.
El exoesqueleto ha sido probado en un ensayo clínico en el que han participado cerca de 50 familias y un equipo de casi 30 investigadores de hospitales madrileños. Durante las pruebas, se realizaron ocho sesiones en distintos entornos, con un 53% de uso en interiores y un 47% en exteriores.
Los resultados confirman que Explorer es seguro, ya que no se registraron efectos adversos graves. Además, la satisfacción de las familias fue elevada, con una puntuación de 4 sobre 5.
Olga Arroyo, jefa del Servicio de Rehabilitación del Hospital Gregorio Marañón, destaca la importancia de la colaboración entre el ámbito sanitario y el tecnológico: "Si no trabajamos juntos, el presente de la rehabilitación infantil no tendrá futuro".
Por su parte, la madre de Minerva, una niña con parálisis cerebral que ha participado en los ensayos, ha celebrado este avance: "Mi hija está muy cómoda y disfruta con el exoesqueleto. Ahora puede dar pasos, subirse a un taburete para lavarse los dientes… Es una forma de integrar la terapia en el día a día".
"Este dispositivo no es solo un avance tecnológico", concluye Elena García Armada. "Va a cambiar la vida de los niños, de sus familias y de nuestra sociedad. Apostar por la inclusión y la innovación es apostar por el futuro".