
Por Medicina Responsable
31 de diciembre de 2025Con la llegada del nuevo año, millones de personas en todo el mundo se plantean nuevos retos personales. Leer más, dedicar tiempo al descanso, volver a viajar a aquella ciudad que tan buenos recuerdos trae... Y el día 1 de enero comienza la cuenta atrás para conseguir hacerlos realidad.
Desde hace unos años, cada vez con más frecuencia, estos propósitos de Año Nuevo están ligados a mejorar la salud: desde dejar de fumar hasta apuntarse al gimnasio o comenzar una alimentación equilibrada. Pero, ¿por qué estos objetivos dominan las listas de comienzos de año? ¿Cuáles son los principales y qué dice la ciencia sobre ellos?
Los expertos señalan diversas razones por las cuales los propósitos relacionados con la salud dominan las listas año tras año. Entre ellas destacan la mayor concienciaión sobre los riesgos acumulativos, es decir, el conocimiento de que hábitos como fumar o ser sedentario están asociados con un daño a la salud incluso desde edades tempranas. Esto, unido al auge de las modas antienvejecimiento, refuerza el sentido de urgencia por cambiar antes de que aparezcan problemas mayores.
Otro de los motivos tiene que ver con la visibilidad social y cultural, pues a menudo estamos condicionados por campañas de salud, redes sociales y medios de comunicación, que hacen que esos propósitos sean más comentados y perciban como normativos. Además, el impacto inmediato de la incorporación de algunos hábitos saludables hace que sea fuente de motivación, tanto para la persona que los adopta, como para la que observa la mejoría.
Entre los propósitos de Año Nuevo más codiciados que tienen que ver con el bienestar, destaca el auge de los relacionados con la salud física. De hecho, según encuestas internacionales, una proporción significativa de quien se propone un cambio al empezar el año lo vincula a la salud física, y un análisis reciente indica que alrededor del 45% de los propósitos formulados están relacionados con el fitness y la forma física, incluyendo ir al gimnasio, perder peso o hacer más ejercicio diario. Además, un informe de Forbes Health revela que, en 2024, el 48% priorizaba mejorar su condición física, seguido de metas como mejorar la salud mental (36%) o adelgazar (34%).
Otro de los clásicos es el de dejar de fumar, un cambio que no solo mejora la salud a corto plazo, sino que tiene beneficios profundos a largo plazo al reducir el riesgo de cáncer, enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Estudios clásicos muestran que este reto es común entre quienes hacen propósitos, aunque la tasa de éxito sostenida en el tiempo sigue siendo baja. De hecho, una investigación longitudinal indica que, si bien una parte importante de los fumadores logra breves periodos de abstinencia, solo alrededor del 19% permanece sin fumar después de uno o dos años.
Por último, la alimentación saludable es otro de los propósitos trasversales, pues figura de forma frecuente entre los más habituales de las listas navideñas. En este sentido, organizaciones sanitarias y nutricionistas insisten en la importancia de una dieta equilibrada con frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y grasas saludables como parte crucial de un estilo de vida saludable.
Pero no lo olvidemos: los estudios demuestran que, pese a su popularidad, los propósitos de Año Nuevo no se cumplen en la mayoría de las ocasiones, pues solo una minoría logra mantener cambios significativos a largo plazo. Ante ello, este 2026 es una nueva oportunidad para lograr el éxito, también en los propósitos de Año Nuevo.