Por Gema Puerto
13 de mayo de 2022El número de niños ingresados con una patología tan importante como para precisar atención pediátrica especializada u hospitalización prolongada durante más de 12 meses ha aumentado después de la pandemia.
Este es el caso de muchas enfermedades vinculadas con un problema principal (neurológico, cardiológico, respiratorio, metabólico, etc.), que también repercuten en el resto de los órganos y sistemas, requiriendo en muchas ocasiones medidas de soporte respiratorio, dispositivos para la alimentación o un catéter venoso central permanente, como recuerdan desde la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria.
“Estos pacientes requieren una atención integral, no sólo de sus aspectos médicos, sino de sus necesidades psicológicas y sociales, además de un gran apoyo a sus familias, que son actores imprescindibles”, explica el doctor Pedro J. Alcalá, presidente de la SEPIH, que asegura que el mayor reto al que se enfrentan actualmente los especialistas en Pediatría Interna Hospitalaria es “conseguir la mejor atención, tanto en el propio centro hospitalario, como a nivel domiciliario”.
Repercusiones
de la pandemia COVID-19
La nueva realidad
asistencial condicionada por los años de pandemia, sumada a la reaparición en
el último año de patologías infecciosas que habitualmente implican la
hospitalización, hace que los servicios de Pediatría se enfrenten a un momento
de gran complejidad. Así, se están
produciendo picos de asistencia que generan una gran ocupación en las plantas
de hospitalización a causa de procesos infecciosos agudos, como la
bronquiolitis, o gastrointestinales, muchas veces relacionados con la
reanudación de la escolaridad.
Pero, además, como advierten desde la SEPIH, se viene produciendo en la última década un incremento del número de pacientes con condiciones de salud crónica y necesidades continuadas de cuidados hospitalarios. “Además de todos los cuadros agudos, existe incremento muy marcado del número de niños con enfermedades crónicas y complejas en las que participan muchos especialistas e incluso centros, con el riesgo de fragmentación de la asistencia que eso conlleva a las familias”, apunta el doctor Alcalá.