La cita en atención primaria a 20 días irrita a los pacientes

Alba se levantó en la mañana del martes con malestar general y fiebre. Se tomó un paracetamol y se fue al trabajo. El día se le hizo muy largo y al volver a casa estaba mucho peor. Decidió pedir hora en el ambulatorio y la cita se la daban para dentro de 20 días. A su malestar general se añadía el profundo enfado de no tener a quien recurrir para mejorar su enfermedad. Sin saber si era catarro, gripe o Covid solo le cabía el recurso de acudir a urgencias, ayudando aún más al colapso que denuncian los medios de comunicación en los hospitales. Y no es culpa de Alba, sino de un sistema que falla en lo que siempre se ha dado en llamar la puerta de entrada a la sanidad, el médico de cabecera.

No es una historia anecdótica. Está sucediendo estos días, sobre todo en las grandes ciudades, donde las citas para ver al medico de primaria son cada vez más largas. Puede que la huelga de primaria que afecta a muchas comunidades autónomas tenga algo que ver, pero no todo es achacable al paro de los médicos. Se demuestra de nuevo que algo falla en la atención primaria y nadie sabe darle la solución adecuada. Se toman medidas que resultan insuficientes y se utiliza la salud como un campo de batalla para la política.

Un recorrido por las listas de espera de Madrid

Todos conocemos a alguien enfermo en estas fechas y también sabemos que no son capaces de conseguir cita con su médico, siendo las grandes ciudades las que se llevan la peor parte. Aunque los expertos recomiendan que el tiempo máximo de espera para ser atendido por un médico no supere los dos o tres días, esto no se está aplicando a la realidad. 

En Madrid centro se nota mucho, el ejemplo con el que comienza esta noticia es real, pero no es el único. Alejandro nos cuenta que pidió cita el día 20 de diciembre para su centro de salud en el distrito de Ciudad Lineal y se la dieron para el 20 de enero. “Un sistema público que tiene esperas de un mes no es sostenible, el 20 de diciembre era ‘semigrave’, ahora ya no”, añade. Jesús, por su parte, tiene algo más de “suerte” ya que, en su centro de salud, en el barrio de Moratalaz, solo tiene que esperar 12 días. 

Si comenzamos a alejarnos del centro parece que la situación mejora ligeramente. Si Alba pide cita hoy para su médico en Alcobendas, un municipio situado a 15 km al norte de la capital madrileña con más de 100.000 habitantes, se la dan para el 27 de enero, 10 días después. Y si lo hace Gema en Torrelodones, localidad de cerca de 25.000 habitantes, una semana. En cambio, si la pide Julia en el municipio de Coslada, al este de la capital con más de 80.000 habitantes, se la dan para el día siguiente, eso sí, si necesita llevar a su hija al pediatra la situación se complica, ya que ni siquiera en la aplicación de citas le aparecen fechas. Por otra parte, en Getafe, municipio situado al sur con más de 180.000 habitantes censados, José Luis tiene que esperar 15 días para poder ir a su médico de cabecera. 

El resto de España sigue la misma línea

Esta situación no es exclusiva de la capital. En A Coruña, Adrián nos cuenta que si pide cita hoy encuentra huecos libres, pero que es algo excepcional, “no suele ser así, suele haber cuatro días mínimo o una semana de espera”. En Andalucía la situación es similar. “Es un centro de salud de un pueblo (Alcolea, municipio de la provincia de Almería con 861 habitantes censados), lo normal es que haya cita en el mismo día”, cuenta María, “vaya pues no, me dan cita para el lunes 23”, recula casi al instante. Por otra parte, Belén nos cuenta desde Valencia que presencial le dan la primera cita el día 25 y telefónica el día 30 de enero. Miles de kilómetros más al sur, en el municipio de Teror (Gran Canaria) de alrededor de 12.500 habitantes, William nos cuenta que “normalmente me suelen dar cita para dos o tres semanas después de pedirla, las últimas veces es cuando más ha tardado”. Y si nos vamos a la isla vecina, en Arrecife, la capital de Lanzarote con más de 60.000 habitantes, la primera cita es para el día 24. 

Todos estos datos no pertenecen a ningún barómetro sanitario del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a ningún informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), no son informaciones oficiales de ninguna institución, son datos de personas reales que necesitan a su médico de familia y, por desgracia, no pueden acceder a él. 

 

 

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