Por Medicina Responsable
9 de octubre de 2024A 24 kilómetros de Zaragoza, en el municipio de Alagón, hay una residencia dedicada a acoger disminuidos psíquicos. A principios de verano, parece que hubo algún caso aislado, pero a mediados de septiembre ya eran 120, y fue cuando se puso en conocimiento de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, que ha tomado las medidas adecuadas para acabar con el brote de sarna y evitar el contagio, por lo que se han prohibido las salidas de los residentes.
El centro donde se ha producido el brote pertenece a Atades, una asociación, que fue fundada por uno de esos médicos ejemplares que tanto abundan en nuestra Sanidad. El doctor Luis de Azúa tuvo un hijo con discapacidad y, a partir de esa experiencia, luchó para constituir la Fundación, que ha tenido siempre una actuación irreprochable y digna de alabanzas. El centro Sonsoles, situado en el término municipal de Alagón, fue referencia de buena organización y previsión en la pandemia, durante la anterior gerencia y dirección, y logró superar los inconvenientes de los internos, incluso en los asuntos disciplinarios, como fueron las mascarillas, muchos de los cuales se las arrancaban, hasta que la paciencia y pedagogía de los monitores y del personal lograron subsanar esos problemas.
La nueva dirección del centro Sonsoles parece ser perseguida por la mala suerte. Ahora con el brote de sarna -que debería haber sido comunicada a la Consejería unas semanas antes- y el año pasado con la alarmante pérdida de peso de un alto porcentaje de los internos, lo que provocó una asamblea de la que se derivó un cambio de dieta en las comidas.
La fundación Atades ha sido previsora y, como los discapacitados psíquicos cumplen años cada doce meses, ya tiene previsto un centro de acogida para discapacitados psíquicos ancianos, que también los hay. Estamos seguros que el centro recuperará los niveles de eficacia de los que siempre ha sido acreedor.