Un bebé norteamericano, primer receptor de trasplante parcial de corazón del mundo

Puede resultar aterrador saber que el corazón de un hijo no se desarrolló correctamente o que no funciona como debería incluso antes de que nazca. Así inició la historia del pequeño Owen Monroe, quien, con tan solo 17 días de vida, se convirtió en el primer receptor de trasplante parcial de corazón del mundo.

El pequeño sufría un raro defecto cardíaco congénito llamado tronco arterioso, una afección que crea un único vaso sanguíneo grande que sale del corazón en lugar de dos más pequeños. Esto ocurre cuando el vaso sanguíneo que sale del corazón del bebé en gestación no se separa completamente durante el crecimiento y deja conectadas a la aorta y a la arteria pulmonar.

Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, en los bebés que no tienen este defecto, el lado derecho del corazón bombea la sangre desoxigenada a través de la arteria pulmonar hacia los pulmones y el lado izquierdo bombea la sangre oxigenada a través de la aorta hacia el resto del cuerpo. En cambio, los que tienen tronco arterioso, la sangre desoxigenada y oxigenada se mezcla a medida que fluye hacia los pulmones y el resto del cuerpo. En consecuencia, demasiada sangre va hacia los pulmones y el corazón se esfuerza más para bombear sangre al resto del cuerpo.

Tayler y Nick Monroe se enteraron de que su hijo padecía este defecto cuando ella estaba embarazada. Los médicos les dijeron que el pequeño necesitaría varias cirugías cardíacas importantes antes de llegar a la pubertad. Sin embargo, todo dio un giro de 180º cuando descubrieron que la válvula, en la parte superior de su corazón, tenía una fuga significativa lo que significaba que el pequeño necesitaba válvulas cardíacas nuevas o un trasplante de corazón de inmediato. "Aunque lo teníamos en la lista para un trasplante de corazón normal, sospechábamos que no íbamos a llegar a tiempo, un niño de su edad espera alrededor de seis meses para obtener un corazón”, explica Joseph Turek, jefe de Cirugía Cardíaca Pediátrica del Hospital Universitario de Duke (EE. UU). Debido a que el tiempo corría en su contra, los médicos ofrecieron la opción de realizar un trasplante cardíaco parcial de tejido vivo para salvar la vida del pequeño.

Un enfoque diferente

El trasplante cardíaco parcial de tejido vivo, que hasta ahora solo se había realizado en cerdos, sería la solución a los dos grandes problemas que tenía Owen. En primer lugar, reduciría en gran medida la cantidad de tiempo dedicado a esperar un corazón de donante y, en segundo lugar, a diferencia de una válvula cardíaca estándar, que no aumenta a medida que los bebés van desarrollándose, el tejido vivo crecería junto con Owen. Esto significaría que es posible que no necesite operaciones de seguimiento para reemplazar el tejido a medida que va creciendo.

El pequeño, que tenía menos de un mes de vida y pesaba 2 kilos, se sometió a una cirugía que duró ocho horas. Tras la operación Owen se recuperó bien y pudo salir del hospital con sus padres tras pasadas siete semanas y, como resultado, Monroe necesitará menos cirugías y menos medicamentos inmunosupresores a lo largo de su vida.

Al cabo de unos meses, sus padres dijeron que era difícil notar mucha diferencia entre Owen y otros bebés de su edad. Alcanzó todos los hitos normales del desarrollo infantil y sus chequeos mostraron que su corazón estaba funcionando bien y que sus válvulas cardíacas no tenían fugas. "No podríamos pedir un mejor resultado para toda esta historia", explicó Tayler.

Un año después, Owen sigue cosechando los beneficios. Un estudio publicado en enero de 2024 en el Journal of the American Medical Association muestra que las válvulas y arterias de Monroe funcionan bien y crecen como se esperaba. 

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