Por Lucía de Mingo
29 de noviembre de 2022“Ofrecemos cambiar el modelo de la sanidad privada centrándolo en el paciente y el médico”, señala Ignacio Guerrero, presidente de Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre (UNIPROMEL). “No estamos en contra de las compañías de seguros. Queremos negociar los honorarios de los médicos para que se mantenga la calidad del servicio al paciente”, añade.
Trabajar para las aseguradoras en España es un mal negocio para los médicos. “Es una relación desde una posición de dominancia hacia el profesional, cerrando la puerta a cualquier tipo de posibilidad de negociación de condiciones por la amenaza de expulsión del cuadro médico, sin indemnización y sin posibilidad de reclamación, gracias a los contratos totalmente leoninos que obligan a firmar”, señala José Francisco Pardo, ginecólogo en el Hospital IMED de Valencia.
Los seguros médicos privados dan cobertura a 13 millones de pacientes en España. Para que eso sea posible, 60.000 médicos y 50.000 sanitarios -entre enfermeros, podólogos, fisioterapeutas, odontólogos, etc.- trabajan para las grandes aseguradoras. En nuestro país las siete compañías más grandes, que copan el 80 % del mercado, pagan como máximo 10€ en consultas de Atención Primaria y menos de 20€ en especialidades. Además, el precio de una revisión está por debajo de 10€ y las consultas sucesivas no se pagan, cuando su hora, a precios de mercado, rondaría los 100€. Los datos son llamativos. Hay que tener en cuenta que la sanidad pública tiene valoradas las consultas entre 55 y 85€. Este valor asciende en la privada, pasando a ser de 80 a 150€.
Además, el cobro se produce a los tres meses de la consulta. Es decir, los médicos aparte de cobrar poco también lo hacen tarde. El doctor Pardo señala que “lo trabajado en septiembre, lo valoran en octubre y, como muy pronto, lo abonan a lo largo de noviembre”. Esto propicia que los profesionales intenten atender al mayor volumen de pacientes posible para que les salga “rentable” hacer más horas fuera de su horario habitual. El objetivo no es otro que completar su salario base. En la jerga sanitaria es lo conocido como “cheque-tren”, atender al paciente rápido para que la consulta les compense.
“Esto nos obliga a trabajar en lo que se denomina ‘a volumen’, para poder cubrir los gastos de explotación de la consulta y sacar un pequeño sueldo. En mi caso necesito ver diariamente unos 17 pacientes para cubrir mis gastos. Esta forma de trabajo choca frontalmente con la necesidad que tenemos de dar una asistencia de calidad y garantizar la buena praxis médica”, relata el doctor Pardo. A esto, el doctor Alfonso Ambel, otorrinolaringólogo en Badajoz, añade que aumentar los ingresos por paciente les permitiría reducir el número de los mismos, con el consiguiente beneficio tanto para el profesional como para la atención del paciente. “No hay nada peor que un médico con prisa”, señala.
Esto está fomentando que haya lista de espera para consultas, pruebas diagnósticas y cirugías, debido al “incremento de pólizas ‘low cost’ y, en ocasiones, por estrategias de los grupos hospitalarios”, apunta Guillermo Pérez-Toril, doctor de Medicina General en Burgos.
Además, Pardo hace hincapié en que las aseguradoras suprimen unilateralmente algunos de los servicios médicos (como audiometrías o retinografías) que se realizan y no se abonan. “En mi caso, la cantidad mensual que dejan de abonarme equivale al sueldo mensual de una auxiliar administrativa”, asegura Pardo. “En Valencia, por compañía y especialidad, esta ‘práctica’ puede suponer un ahorro anual a la compañía de unos 500.000€”, añade.
Si lo comparamos con otros países europeos, la diferencia es abismal. Portugal las paga a 35€, Francia a 40, Alemania a 50, Países Bajos a 100 o Reino Unido a 120. Estos datos convierten al médico español de la sanidad privada en el peor pagado de Europa. “Estamos entre dos camiones y cuando se juntan nos aplastan, sin tomar conciencia de que, si no estamos, los unos no venden pólizas y los otros no llenan habitaciones y quirófanos”, señala el doctor Mariano Ángel Gonzalo, presidente de la Asociación de Ginecólogos y Obstetras de Castellón.
El panorama con las intervenciones menores (técnicas quirúrgicas de poca duración que se aplican, normalmente, sobre las estructuras superficiales del cuerpo y que suelen necesitar anestesia local) y las complejas (procedimientos quirúrgicos más complicados, con más riesgo, frecuentemente localizados con anestesia general o raquídea) no es mejor. Según documentos a los que ha podido acceder Medicina Responsable, en una cirugía menor, como la extirpación de uno a varios pequeños tumores cutáneos, el profesional tan solo recibe 21€. Si ponemos el foco en una intervención mayor, como la reconstrucción de cuello tras extirpar un tumor, el cirujano recibe tan solo 400€.
José Abuín, endocrino en Málaga, reivindica que se coloque al médico como eje central en la relación médico-paciente, “algo que actualmente no es así, aunque parezca ilógico”. Relata que en esa posición están las compañías o los grupos hospitalarios, no quien debería estar. “Ellos hablan de números, de clientes, nosotros de pacientes; ellos de eficiencia, nosotros de calidad asistencial”, resalta.
A casi una cuarta parte de los médicos que trabajan para las aseguradoras les ha sido rescindido el contrato escrito, o lo que es lo mismo, les han despedido, sin motivo. Además, en más de la mitad de los casos, la rescisión se comunica solo con entre uno y dos meses de antelación. A esto hay que sumarle que hasta a un 74% de los facultativos se les ha tratado de imponer pagos fijos o capitativos. Estos implican que el médico recibe una cantidad fija por cada paciente en su lista, independientemente de la cantidad de servicios que preste a cada uno de ellos.
Pero ¿en qué condiciones trabajan los profesionales? Un 37,7 % de facultativos trabaja con alguna aseguradora sin ningún tipo de contrato escrito y otros muchos trabajan como falsos autónomos. Todo ello nos lleva a una conclusión: la percepción social de que los médicos que trabajan para las aseguradoras cobran mucho no se ajusta a la realidad.
Lamentablemente este panorama no afecta únicamente a los médicos. Un fisioterapeuta recibe seis euros por sesión, pero aún más desolador es el caso de los podólogos que reciben tan solo cuatro euros por la consulta. Estos baremos los fijan unilateralmente las compañías y llevan 32 años sin revisarse.
Hay que tener presente que la Organización Médica Colegial y los Colegios Oficiales de Médicos no pueden establecer baremos orientativos ni cualquier otra recomendación, directriz, norma o regla sobre honorarios profesionales (según la Ley 2/1974, de 13 de febrero, sobre Colegios Profesionales). Por ello, desde UNIPROMEL piden que se cambie el sistema de baremos de 1988 y 1989 "al que se siguen aferrando las compañías aseguradoras" para pagar con unos precios "de vergüenza" a los médicos de seguros privados. Proponen que se sigan otros modelos europeos, como el francés o el alemán, y que los baremos los fijen las asociaciones de médicos y el Ministerio de Sanidad.
Afirman que si las compañías no mejoran sus baremos de coberturas será la libre elección entre el médico y el paciente la que debe prevalecer. De esta forma, relatan que, si fuera necesario, ambos podrían acordar un copago de mutuo acuerdo. “Los pacientes deben decidir libremente porque ninguna aseguradora puede decidir por ellos y menos ocultando algo tan grave como la infrafinanciación que suponen los actuales baremos abusivos que se imponen y que los médicos llevamos años denunciando reiteradamente”, señalan desde UNIPROMEL.
Según afirma el doctor Pérez-Toril, lo que les impulsa a aceptar estas condiciones laborales es “exclusivamente el deseo de seguir siendo el médico de mis pacientes”. Añade que este trabajo hace mucho que dejó de ser un complemento económico, “ahora es simplemente vocacional”. Por ello, asegura que “las aseguradoras están tranquilas porque saben que la calidad asistencial es la misma independientemente del baremo”.
Los profesionales médicos reivindican la implicación de los Colegios Profesionales para que eviten las situaciones de abuso de poder como la expulsión injustificada de los cuadros médicos de los seguros de salud. Este es el listado de todos los profesionales médicos, especialistas, clínicas u hospitales privados con los que la compañía aseguradora tiene acuerdos y a los que los asegurados pueden acudir. No obstante, el objetivo principal sigue siendo que los Colegios Médicos planten cara a las aseguradoras y medien entre ambas partes para negociar los baremos que lacran a la profesión médica española.