“Cada una debe perseguir lo que sueña; si soñamos alto, llegaremos alto”

Tiene siete hijos y ocho nietos, fruto de 37 años de matrimonio. Una faceta personal que ha compaginado perfectamente con sus 40 años al pie del cañón como científica porque, tal y como nos cuenta, “no renuncia a nada”. Precisamente eso es de lo que más orgullosa se siente. De poder trabajar y sacar adelante a su familia sin desfallecer en el intento. Todo eso sí, contando con la ayuda de su marido, que es médico y que en los momentos más críticos “siempre ha estado ahí”.

Ana Martínez es profesora de Investigación en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), dónde lidera el grupo de investigación de Química Médica y Biológica Traslacional, y desarrolla nuevos fármacos con aplicaciones en diferentes campos terapéuticos. Sus principales áreas de investigación son los inhibidores quinasas (unas enzimas cruciales para la señalización celular) y, más recientemente, el descubrimiento de inhibidores de la interacción proteína-proteína (IBP) y los moduladores de la mitofagia, que regula la diferenciación celular reprogramando el metabolismo y la investigación de los inhibidores anti-SARS-CoV-2. 

Varios de sus compuestos han llegado a ensayos clínicos y es autora de más de 40 familias de patentes, propiedad del CSIC y NeuroPharma. Además, es fundadora de la empresa ANKAR PHARMA, spinoff del CSIC.

En el "Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia", hablamos con esta científica, último Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva en el área de transferencia de tecnología, concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación, el reconocimiento más importante en el ámbito de la investigación científica.

P. ¿Por qué es tan importante celebrar el Día Internacional de la Mujer en la Ciencia?

R. Quizás porque podemos dar ejemplo a las mujeres jóvenes para que tengan modelos dónde fijarse y vean el mundo científico accesible para ellas.

P. ¿Cómo se despertó su interés por la ciencia de niña?

R. Recuerdo que me gustaba hacer experimentos y hacer juegos de todo tipo con la comida y los objetos que encontraba. Eso, me llevó a interesarme por la química y más tarde por estudiar y dedicarme a esta área relacionada con la parte farmacéutica, que es a la que me dedico.

P. ¿En qué consiste su trabajo diario?

R. En la actualidad me dedico a desarrollar fármacos que aún no existen para enfermedades neurodegenerativas e infecciosas como el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica, el ELA o la esclerosis múltiple. También junto a la doctora Carmen Gil trabajo en un programa de enfermedades infecciosas como el Ébola y otras enfermedades tropicales.

P. ¿Cuál es su experiencia en un mundo en el que los hombres son mayoría? ¿Queda mucho por hacer?

R. En otras ramas puede ser así, pero en la Biomedicina, en la parte pública, que es a la que yo me dedico, es más frecuente que haya más mujeres que hombres. Dónde hay más varones es en la industria farmacéutica, en la parte privada. La Biomedicina atrae a muchas científicas. Yo he tenido la suerte de compartir y dirigir equipos con varones sin ningún problema.

P. ¿Por qué es tan importante el premio que ha recibido?

R. El Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva, en el área de transferencia de tecnología de 2022, ha sido por mi contribución para la transferencia de tecnología y conocimiento, tanto en el conjunto de la sociedad como en el ámbito empresarial a través de la generación de patentes. Actualmente tengo más de 40 patentes activas en distintas campañas con productos que tenemos en fase preclínica y otras fases de desarrollo.

P. ¿Cómo ve el futuro para la mujer científica?

R. Lo veo bien, muy accesible para las mujeres. Cada una debe perseguir lo que sueña, si soñamos alto llegaremos alto.

P. ¿Qué es de lo que más se siente orgullosa?

R. Yo estoy orgullosa de compatibilizar mi profesión con mi familia. He llegado a cotas muy altas. Llevo trabajando desde el año 1983, voy a cumplir 40 años en la profesión y he podido compatibilizarlo con mi familia gracias a la ayuda de mi esposo.

P. ¿Qué es lo que falta en su sector para la mujer?

R. Hay que conseguir avanzar; que sea posible conciliar. Es el paso que queda por cumplir, que el varón se reincorpore realmente a la familia, así la sociedad será más estable. Si una mujer pide reducción laboral, la sociedad lo admite, si lo hace un hombre, se le despide.

Al terminar esta breve charla, le preguntamos a Martínez cuál es su sueño, e insiste en uno: “poder ver alguno de los productos que estamos creando para el sistema nervioso central en el expositor de la farmacia”. Algo, que a buen seguro, ocurrirá muy pronto, dada la tenacidad y el entusiasmo que acompañan siempre a esta mujer tan primordial para el avance del mundo científico.

 

 

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