Por Medicina Responsable
31 de julio de 2025En unos meses en los que los traslados en carretera son más habituales debido al periodo estival, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos de España recuerda que cerca del 5% de los accidentes de tráfico están relacionados con la medicación. Además, advierte que hasta 5.400 medicamentos comercializados y dispensables en las farmacias comunitarias pueden generar efectos o interacciones que influyen sobre la capacidad de conducción.
Entre los efectos que pueden producir algunos fármacos destacan la somnolencia, la reducción de los reflejos, la sensación de relajación y el aumento del tiempo de reacción. También pueden afectar a la percepción de las distancias y provocar alteraciones visuales o auditivas. Por otro lado, en el ámbito hospitalario, cabe señalar que algunos de los tratamientos que reciben los pacientes también pueden afectar a la capacidad de conducción.
En concreto, los grupos de medicamentos con mayor efecto en la conducción son los hipnóticos, usados para tratar trastornos de sueño como el insomnio, entre los que se encuentran la melatonina, la doxilamina o el zolpidem; los ansiolíticos, usados para tratar la ansiedad o ciertos casos de insomnio, como el bromazepam, el lorazepam o el diazepam; o los antidepresivos, como la amitriptilina o la fluoxetina.
Además, los fármacos usados en el tratamiento de gripe o catarros, como la clorfenamina o el dextrometorfano; algunos analgésicos usados para el dolor como los opioides; medicamentos antialérgicos o antihistamínicos; los antiepilépticos, como el valproato; los usados para tratar el párkinson, como la levodopa o la apomorfina; y fármacos frente a trastornos psicóticos, como la olanzapina o la quetiapina, también pueden alterar las capacidades durante la conducción.
No obstante, los farmacéuticos insisten en que los medicamentos no siempre producen un efecto negativo en la conducción. De hecho, existen fármacos que nos permiten controlar una enfermedad o condición que afecta a la capacidad de conducción, y cuya administración se debe seguir siempre la pauta indicada. Por ejemplo, los fármacos antiepilépticos facilitan el manejo de la enfermedad, aunque si no está controlada y el paciente ha tenido alguna crisis epiléptica durante el último año, "no podría conducir".
Por último, los farmacéuticos recomiendan evitar conducir al iniciar un tratamiento, tener especial precaución con la administración conjunta de varios medicamentos y consultar cualquier duda a los expertos.