Derecho al historial médico

En la película de nuestro historial médico, nosotros somos los protagonistas y los productores y, por tanto, deberíamos ser los dueños de esa película. Digo "deberíamos", porque lograr algo tan sencillo como nuestro historial médico, constituye un procedimiento nada sencillo ante el que surgen complicadas peticiones administrativas, renuencias implícitas o explícitas y otro tipo de dificultades. Se suele excusar esto que yo llamo con desparpajo "apropiación indebida", a las cautelas de la privacidad. Y se agradece que se cuide nuestra privacidad. Pero sí somos nosotros quienes solicitamos nuestro, repito "nuestro historial medico", resulta estrambótico que tengamos que pasar una dura prueba, como si pidiéramos algo a lo que no tenemos derecho. Esto sucede tanto en la Sanidad Privada como en la Sanidad Pública. En ésta, en la pública, me imagino que es debido a la epidemia endémica de "buRRocracia", y en la privada, no lo sé, pero resulta sospechoso. Aunque me considero un hombre analógico, manejo los medios digitales, como la mayoría de los habitantes de este país. Y un correo es algo bastante sencillo de enviar. Cuando termino una novela y la envío a la editorial, lo hago por e-mail. ¿Por que no puede enviarse de manera rápida y eficaz "nuestro", repito, nuestro historial médico? No es una petición o la solicitud de una dádiva, sino un derecho cuyo ejercicio lleno de dificultades representa tanto una injusticia como una estupidez.