Tirar niños a la papelera

Debe ser terrible esperar a que el embarazo no deseado llegue a su final, no acudir a un hospital -y arriesgar la vida la madre- y, luego, una vez cortado el hilo umbilical, llevar al ser vivo a una papelera, en un día de invierno, es decir: condenarlo a muerte.No soy un moralista gruñón, pero desde Sócrates el sentido común empapó la ética, y hay cosas que no necesitan explicaciones, y un recién nacido es una pregunta que le hacemos al futuro, sin saber si será un criminal o un genio con talento, como todos nosotros, que no estaríamos vivos, si alguien nos hubiera tirado a una papelera nada más nacer. Se puede renunciar al hijo en el hospital, firmando un simple papel. O, si se parió en un domicilio llamando por teléfono al 112, y se harán cargo y guardarán el secreto. Se puede tomar la píldora del día después. O usar precauciones, a la venta en las farmacias. O abortar hasta el quinto mes. Pero no ir a un hospital, arriesgándose a una septicemia o a una hemorragia, y tirar a un niño a la papelera es algo repugnante. Humanizar la medicina es un objetivo social. asesinar recién nacidos es observar que en la sociedad hay enfermos de ética incurables.