Por Luis del Val
11 de noviembre de 2025En este país de escándalos cotidianos, todavía quedan hazañas que nos escandalizan.
Por ejemplo, que aparezca una mujer ataviada con la bata blanca tradicional de sanitarios, en Televisión Española. Le llamen unas veces médica y, otras, enfermera, y ella no aclare que no es ni médico, ni sanitario, sino que ha trabajo durante 23 años en las cocinas del hospital, y ahora es liberada sindical de UGT.
Con la superchería, con esa fiesta de disfraces, mancilló el símbolo de la bata blanca, que con su albura y limpieza nos tranquiliza, al saber que estamos ante un profesional, y, por supuesto, mancilló también a UGT, a no ser que UGT haya llegado a la decadencia de caer en el delito del engaño.
Tuve la suerte de conocer a Nicolás Redondo Urbieta, padre de Nicolás Redondo Terreros, a quien también conozco, y el gran líder sindical no hubiera consentido este atropello al prestigio del sector del que depende nuestra salud, el sanitario, y al ridículo que ha echado sobre un sindicato por el que él tanto expuso y luchó.
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