La sanidad en las elecciones

No pongas tus sucias manos sobre Mozart, advertía mi admirado Manuel Vicent en un relato, pero las sucias manos electorales han manoseado sobre algo más importante todavía que Mozart: la Sanidad. Y casi todos hablan de lo mucho que van a hacer por la Sanidad, y que si les votamos a ellos se van a terminar las listas de espera. Sucias manos y bocas sucias, porque la Sanidad está transferida a las autonomías, y las listas de espera son responsabilidad de las autonomías. No es sólo cuestión de presupuestos y de planes, que también, sino de la rapidez con que aparecen cambios sobre la Sanidad española, que ya ha dejado de ser la mejor del mundo, que tiene deficiencia de profesionales, y que -como siempre- estimula que los poseedores de más talento se marchen fuera. Nuestros impuestos sirven para que la facultad pública se mantenga a precios asequibles, pero, una vez que hemos subvencionado a los inteligentes, se marchan a otro país donde sus ciudadanos se beneficiarán de lo que hemos subvencionado.  Este año se empieza a notar la falta de un millar y medio de médicos. El año próximo, será peor. A no ser que, pasadas las elecciones, se laven las manos, planifiquen, y se pongan a trabajar, codo a codo, con las autonomías.