Por Luis del Val
12 de febrero de 2024Doctor, cuando vaya a la consulta, no me diga que soy viejo, porque, aunque no entiendo de Medicina, eso ya lo sé. Me doy cuenta, cuando subo las escaleras, y cuando llevo un peso en las manos, y cuando noto la impaciencia de los demás, al pagar en una tienda, y al comprobar que hay pocos que me llamen al móvil, y muchos menos que me visiten. Usted también será viejo. Y se lo deseo, porque la alternativa es mucho peor. Y no le gustará que un colega suyo -treinta o cuarenta años más joven- le hable de su enfermedad, recordándole que la tiene porque es viejo. Primero, porque no siempre es verdad. Y, segundo, porque como sabrá usted, los únicos médicos que no ven a viejos, son los pediatras. Gracias, doctor. Y, hasta la próxima, donde espero que no me recuerde algo que sufro y soporto, cada minuto de mi vida.