Los plazos más dolorosos

En el pequeño cuarto de mi casa, en el que escribo, hay frente a mí una fotografía, que me regaló el fotógrafo que la tomó, donde se contempla, de espaldas, al Rey Juan Carlos I, tomando cariñosamente de los hombros al ex-presidente Adolfo Suárez. La fotografía es muy conocida, y la tomó Adolfo Suárez Yllana, su hijo. Él mismo me contó que aquél día, cuando el Alzheimer ya había dado mordiscos peligrosos, Adolfo Suarez le preguntó al Rey: “¿Y tú quién eres?”. Con ese mismo título, “¿Y tú quién eres?”, hace siete años se estrenó una película, escrita y dirigida dirigida por mi admirado Antonio Mercero, precisamente un 21 de septiembre. Las tuvo que realizar deprisa, porque ya el Alzheimer le iba dando mordiscos. Recuerdo el estreno en Madrid. Asistió la Reina Sofía, que aplaudía con emoción desde la fila primera del anfiteatro, mientras Antonio Mercero, desde el pasillo central del patio de butacas, sonreía y lloraba al mismo tiempo. Antes de que cumplieran dos años más, Antonio nos dejó para siempre. El Alzheimer, como la demencia senil, que sufrió mi padre, es una despedida, tan lenta como imposible de detener, que cada día da muestras en los plazos más dolorosos que sólo quienes tiene experiencia saben de crueldad. Yo no tengo necesidad de que sea una fecha anual y señalada para acordarme del Alzheimer. Casi todos los días, cuando dejo de mirar la pantalla del ordenador, y veo la pared de enfrente, contemplo al Rey Juan Carlos y a Adolfo Suárez, y me acuerdo de Mercero y de mi padre.