Por Luis del Val
22 de noviembre de 2022No hace mucho, mi hija sufrió un cáncer de mama, y asistí en silla de pista a todas las fases del procedimiento, incluida la reconstrucción de una de las mamas. Pese a ello, creo que los hombres no entendemos el matiz emocional de ese proceso, de la misma manera que somos incapaces de asimilar el complejo universo, físico y emocional, que supone un embarazo.
Por eso mismo, me ha llamado la atención una mujer, que sufrió una mastectomía, ha roto el molde de las costumbre reparadora y, con una rebeldía asumida, llegó a la conclusión de que no era ni menos mujer, ni menos persona y que no se iba a someter a una reparación estética. Más aún, a raíz de ver una fotografía, en la que un tuerto se tapaba el ojo con un parche, se le ocurrió algo que parecía descabellado y que hoy es un éxito: una línea de moda dedicada a las mujeres a las que les falta un pecho.
Como amante de la libertad, creo que cada cual debe hacer lo que crea conveniente, lo que le guste y lo que decida ¡faltaría más! Pero me ha llamado la atención esta rebeldía, y el giro por el que una enfermedad deriva en un éxito empresarial. Y esa circunstancia en la que una persona, abre una nueva posibilidad que va en contra de la costumbre, y que plantea otras posibilidades. La protagonista es una mujer española, llamada Noelia Morales, a la que no pocas mujeres le escriben para darle las gracias por ayudarles a elevar su autoestima.