Por Luis del Val
2 de agosto de 2024Todos estamos de acuerdo en vigilar y prohibir el consumo de alcohol por parte de menores de edad. Lo que sucede en España es que, cuando abrimos el melón de las prohibiciones, nos ponemos estupendos. Si el término de recordar el consumo moderado, en la publicidad de bebidas alcohólicas, le parece al ministerio de Sanidad una incitación a la ingesta, y que eso pueda castigarse con una multa den hasta 600.000 euros, habrá que multar a la Dirección General de Loterías que, en su publicidad, se refiere a que no pueden jugar los menores, y que los mayores lo hagan con responsabilidad, según piensan los privilegiados cerebros del Ministerio de Sanidad. ¡Ah! Y habrá que cerrar la ONCE, y que los ciegos dejen de arruinar la vida de niños y mayores con el cupón. Luego, lo de multar a bares y cafeterías, si en sus toldos o en sus sillas hay escritos marcas de cerveza, habrá que multar también a los hipermercados, o acotar los centenares de metros cuadrados que dedican a la exposición de más de treinta clases de botellines, o acotar esas secciones, con cintas policiales para evitar el acceso de los niños, que suelen acompañar a sus padres a los hipermercados. ¡Ah! El año pasado se registraron en España casi 20.000 apuñalamientos, algunos de ellos mortales. El cuchillo sirve para cortar el pan, pero también en para matar a una persona, y eso afecta a la salud, o sea que habrán que prohibir la publicidad de navajas y cuchillos, o comprarlos, como las escopetas, con permiso policial de armas. Bueno, yo también he caído en el error de ponerme estupendo. Pero no prohíbo estupideces exageradas, porque no soy ministro.